Iluminando el Espíritu

 






Iluminando el Espíritu

El papel de los educadores en la formación política de los estudiantes.

Lighting the Spirit. The educator’s role in political formation of students.

Resumen

Frei Betto

BRASIL

En esta disertación, el autor destaca la volatilidad de las construcciones sociales y la importancia de la educación en la transmisión del conocimiento y la conservación del patrimonio cultural de los pueblos. En ese aspecto, ubica como principal gestor al maestro, al tiempo que le encarga un ejercicio docente comprometido con la justicia social, los ideales colectivos y la independencia de los estudiantes, lo cual ha de desembocar en una formación política revolucionaria, al servicio de los ideales que le dan origen. Finalmente, evoca algunos reconocidos autores para acompañar sus argumentos en favor de una educación problematizadora, crítica y liberadora, como condición para el desarrollo humano y el progreso social.

Palabras clave: Pedagogía y política, formación política, educación y desarrollo, docencia revolucionaria, educación bancaria.

Abstract

In this discourse, the author highlights the volatility of social constructions and the importance of education in the transmission of knowledge and the preservation of cultural heritage of peoples. In that respect, he ranks as lead manager to the teacher, while he proposes a teaching practice committed to social justice, collective ideals and independence of students, which have to lead to a revolutionary political formation, serving the ideals that give origin. Finally, it evokes some renowned authors to accompany their arguments for liberating and critic education, and as a condition for human development and social progress.

Keywords: Pedagogy and politics, Political formation, education and development, revolucionary teaching, banking education.

El escritor brasileño Carlos Alberto Libânio Christo “Frei Betto” es un fraile dominico, conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 53 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante de Brasil. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Asesor de movimientos sociales, como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, ha participado activamente en la vida política de Brasil en los últimos 45 años. En los años 2003 y 2004 fue asesor especial del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva y coordinador de Movilización Social del Programa Hambre Cero.

mhgpal@gmail.com

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A implementação da disciplina SHAE Sistemas e Tecnologia da Informação para a contra Havana Universidade com o apoio de uma abordagem em que a integração de diferentes conteúdos para fortalecer o processo interdiscipli- nar necessária é proposto, e proceder combinação de tecnologias e de dife- rentes áreas do conhecimento em um curso integrado. O método Delphi foi utilizado na busca de um consenso sobre as principais contribuições conti- das nesta pesquisa, de modo que o resultado de sua aplicação concreta na avaliação global dos mesmos, e em elevar o seu potencial educativo.

Palavras-chave: Pedagogia e política, formação política, educação e des- envolvimento, ensino revolucionário, educação bancária.

La convulsionada época que nos ha tocado vivir, hace vana toda pre- dicción sobre el destino de los pueblos, más allá de las certezas que pudieran ofrecer los proyectos políticos más sólidos de la historia, y

nada parece asegurar que todo cuanto se ha asumido como perenne, pueda permanecer en su sitio por más de una generación. Los cambios nos avasa- llan y tornan incierto el futuro de la humanidad, como quiera que cualquier giro en los centros de poder hegemónico, puede y suele desatar una tor- menta política de incalculables repercusiones en cualquier lugar del mundo. En esa perspectiva, resulta necesario preguntarse acerca de lo que debe ser el legado de una nación a sus jóvenes, y la forma como la educación ha de garantizar que ese legado transite de una generación a otra, para proteger la identidad, la tradición y la vida. En esta cuestión, resulta indiscutible el papel de los educadores, como agentes de una forma de ver el mundo, que ha de procurar que el futuro no se olvide del pasado, para que no se pierda la me- moria de lo que ha sido el mundo y de eso que ahora ha dado en llamarse contemporaneidad, esa forma imprecisa de denotar la desaparición de los avances sociales y el triunfo del capitalismo salvaje.

En atención a la fragilidad de los proyectos sociales, ha de recordarse que una de las promesas políticas más sólidas de la historia pudo ser el socialismo so- viético y sin embargo el bloque socialista se desintegró antes de cumplir un siglo. La Unión Soviética se desmembró, y los países que la formaban adopta- ron el capitalismo como sistema económico y sinónimo de democracia. Todo lo que el socialismo pretendía y que, de alguna manera, había alcanzado –re- ducción de la desigualdad social, garantía del pleno empleo, salud y educa- ción gratuitos y de calidad, control de la inflación, etc.– desapareció para dar lugar a todas las características inhumanas del neoliberalismo capitalista: la persona entendida no como ciudadana sino como consumidora, el ideal de

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vida reducido al hedonismo, la explotación de la fuerza de trabajo y la apro- piación privada de la plusvalía, los estragos de la especulación financiera, la degradación de la condición humana merced a la prostitución, la industria pornográfica, la avasallante criminalidad y el creciente consumo de alcohol y drogas.

Es nuestro deber, en tantos hombres y mujeres de izquierda, preguntarnos por las causas de la desaparición del socialismo en Europa. Todos sabemos que hay un amplio abanico de causas, que van desde la coyuntura econó- mica de un mundo bipolar hegemonizado por el capitalismo, hasta las pre- siones bélicas derivadas de la Guerra Fría. Entre esas diversas causas destaco una de carácter subjetivo e ideológico, que tiene que ver con nuestro tema: el papel del educador en la formación política de los estudiantes1.

Debo decir que, antes de la caída del Muro de Berlín, tuve la oportunidad de visitar en una ocasión, China y Polonia; en dos, Checoslovaquia y Alemania Oriental; y en tres, La Unión Soviética. A pesar de sus evidentes logros, el so- cialismo europeo cometió el error de suponer que las personas nacidas en una sociedad socialista serían naturalmente socialistas y lo serían pro siem- pre. Como si la concepción marxista y los valores altruistas fueran transmisi- bles genéticamente2. Se olvidó la afirmación de Marx de que la conciencia refleja las condiciones materiales de existencia, pero también influye sobre esas condiciones y las modifica, pues existe una interacción dialéctica entre el sujeto y la realidad en la que se inserta.

En primera instancia –y no en última– todos nacemos autocentrados. “El amor es un producto cultural”, dijo Lenin. Es resultado del desdoblamiento de nuestro ego, lo que se logra mediante prácticas que infunden valores al- truistas, gestos solidarios, ideales colectivos, gracias a los cuales la vida gana sentido y la muerte deja de ser encarada como fracaso o derrota.

Según Lyotard, lo que caracteriza a la posmodernidad es que no sabe res- ponder a la pregunta sobre el sentido de la vida. Ese es el papel del educa-

1 Nota del Editor: Este documento recoge los principales elementos de la conferencia magis- tral dictada por Frei Betto en la plenaria del IX Congreso Internacional sobre Educación Su- perior “Universidad 2014”, realizado en el Palacio de las Convenciones en La Habana, Cuba.

2 N.E. Existen diversos estudios acerca de las connotaciones psicosociales de la militancia política, que dan cuenta de la forma como -en el caso de los líderes soviéticos- el purismo ideológico termina por enajenar la conciencia de la dirigencia, hasta pretender la natura- lización de los lineamientos políticos de partido como una forma de conciencia colectiva, lo que no podría tener otra consecuencia que la resistencia y por ese camino, la disidencia y finalmente el caos. Por supuesto, no puede desconocerse que, para el caso soviético, este proceso estuvo acompañado de factores político-económicos externos promovidos por Es- tados Unidos y sus aliados, que detonaron la debacle del sistema.

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dor: no limitarse a transmitir conocimientos, a facilitar pedagógicamente el acceso al patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad, sino también suscitar en el educando el espíritu y la militancia revolucionarios, la búsque- da del hombre y la mujer nuevos inspirados, aquí en el caso de Cuba3, en los ejemplos de Martí, Che Guevara y Fidel.

Ahora bien, eso nunca será posible si no se propicia al magisterio un ade- cuado proceso de formación permanente. Es un error creer que los profeso- res de un país socialista, aún cuando militen en el partido que encabezó la revolución, sean, en consecuencia, revolucionarios. Ninguno de nosotros es totalmente invulnerable a las seducciones capitalistas, a los atractivos del in- dividualismo, a la tentación del acomodamiento y la indiferencia ante el sufri- miento ajeno y las carencias colectivas, que tanto ha combatido la revolución.

Todos estamos sujetos permanentemente a las múltiples influencias nocivas que satisfacen nuestro ego y tienden a inmovilizarnos cuando hay que co- rrer riesgos y renunciar al prestigio, al poder y al dinero. La corrupción es una mala yerba inherente al capitalismo pero también al socialismo. Por más que se considere deseable, jamás habrá un sistema social en el cual la ética constituya una virtud inherente a todos los que viven y trabajan en él, pues el comportamiento y la actitud ética son opciones mediadas por el contexto y el momento histórico, no son condiciones naturales de la condición humana.

Si no es posible alcanzar la utopía de la ética en la política, es preciso conquis- tar la ética de la política.

Urge entonces, crear una institucionalidad política que nos impida “caer en tentación” en cuanto a la falta de ética. Eso solo será posible en un sistema en el cual no exista la impunidad, y el deseo de ser corrupto o corrompido no resulte practicable4. Ese objetivo no se alcanza mediante la represión y los castigos, aún cuando sean necesarios. Lo más importante es el trabajo pedagógico, la emulación moral, tarea en la cual los profesores desempeñan un papel preponderante, dado que tienen que ver directamente con la for- mación de la conciencia y la práctica de las nuevas generaciones.

3 N.E. A pesar de la alusión directa al magisterio cubano, el público al que se dirigió esta conferencia estuvo conformado por profesores, investigadores y estudiantes de 43 países de cuatro continentes.

4 N.E. No pocos analistas coinciden en señalar que la justicia constituye el pilar fundamental de la democracia, y que su imperio poco tiene que ver con el sistema político en el cual se impone. Esto es, que un sistema de justicia sólido, soberano e incorruptible, hará tan posible y duradera la democracia en un sistema socialista como en uno capitalista, pues los valores que defiende la justicia son connaturales a todas las sociedades y hacen parte de la esencia misma de la convivencia humana.

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Un profesor revolucionario debe tener actitudes pautadas por la construc- ción de una identidad humana en la cual exista una adecuación entre esencia y existencia. Ese profesor debe administrar su disciplina escolar en perma- nente contextualización con la coyuntura histórica en la cual se inserta.

Contrario a lo que piensan algunos gobiernos y muchos de los líderes del mundo, el primer deber del educador no es formar mano de obra especia- lizada o calificada para el mercado de trabajo, como ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos. Su obligación es formar seres humanos feli- ces, dignos, dotados de conciencia crítica, participantes activos en el desafío permanente de perfeccionar el socialismo, que considero que es el nombre político del amor. Para eso, le cabe a la educación despertar en los educandos el aprecio por los valores que estimulan el altruismo, la solidaridad, el servicio desinteresado a las causas colectivas, aunque la fuente de esos valores no sea exclusivamente ideológica, sino también religiosa o espiritual. Pero avanzar en ese sentido implica vencer algunos desafíos de la actual coyuntura:

El primero es superar el avasallador proceso neoliberal de deshistorización de la historia. Sin perspectiva histórica no hay conciencia posible ni proyec- tos políticos. Al anunciar “el fin de la historia”,5 el neoliberalismo nos quiere convencer de que el tiempo es cíclico, como pensaban los antiguos griegos, y que cualquier intento de historizar el tiempo es inútil, incluso porque, como pregonan los neoliberales, la humanidad ya alcanzó su nivel civilizatorio más alto, consustanciado en el sistema capitalista, capaz de contener en sí, la úni- ca democracia posible.

Martí ya presintió esa cuestión y, por tanto, insistió en la educación como proceso de formación de la conciencia histórica: “Para estudiar las posibilida- des de la vida futura de los hombres, es necesario dominar el conocimiento de las realidades de su vida pasada. Del progreso humano se habla tanto, que a poco más va a parecer vulgaridad hablar de él. No se puede predecir como progresará el hombre sin conocer cómo ha progresado...” (Martí, 1883: 347).

5N.E Con el sugestivo título de “El fin de la historia y el último hombre” y en muchas edicio- nes sucesivas, el escritor norteamericano Francis Fukuyama popularizó hace más de veinte años, un extenso ensayo en el que intentó e insistió en convencer a la juventud de que, una vez derrocados los gobiernos socialistas de Europa, no había que esperar nada nuevo del mundo y que la historia perdía sentido ante el inobjetable triunfo de la democracia liberal de Occidente. En aquel texto, las ideas de progreso y futuro se fundían en un solo caudal, reducido al curso imperturbable del capitalismo financiero internacional, que por sí mismo, habría de ofrecer felicidad y bienestar a una nueva y única sociedad globalizada, recién li- berada de la amenaza socialista. Adentrado el siglo XXI, las promesas de Fukuyama no se cumplen y las condiciones del mundo incluso han empeorado, pero para fortuna suya, su libro aún se vende.

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Un segundo desafío a vencer es el mimetismo cultural, propio de la con- ciencia colonizada, que considera que el opresor es un modelo a ser imitado por el oprimido, como bien denunció Paulo Freire en su obra. Siempre he observado, en estas tres décadas en que visito con frecuencia a Cuba, que aquí muchos se comparan con los patrones de Estados Unidos y no con los de América Latina. Si todos los cubanos estuvieran conscientes de que esta nación, comparada con el conjunto de América Latina, es más avanzada en términos de salud, educación, derechos sociales e igualdad de acceso a los bienes esenciales de la vida6, con toda certeza sería mucho menor nivel de insatisfacción de los cubanos que asumen como patrón de desarrollo el con- sumismo estadounidense, sin tener en cuenta a los millares de ciudadanos de los Estados Unidos, excluidos por su propio sistema de gobierno, del libre acceso a los bienes esenciales para la vida. Paradójicamente, hoy hay más de cuarenta millones de personas amenazadas por la miseria en “el país de las oportunidades”, y más negros encerrados en sus prisiones, que esclavos en el siglo XIX, cuando la libertad era un bien de lujo, sólo destinado a los blancos.

Un tercer desafío, en este mundo hegemonizado por la mercantilización de todas las dimensiones de la vida y todos los aspectos de la naturaleza, es el de cultivar la espiritualidad. “Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra, y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida” ...”(Martí, 1884: 288). Martí se anticipó a Paulo Freire al subrayar que el educando debe ser el protagonista del proceso educativo: “...no hay me- jor sistema de educación que aquel que prepara al niño para aprender por sí” (Martí, 1883: 421). Es lo que repetiría en La Edad de Oro: “... los hombres deben aprenderlo todo por sí mismos, y no creer sin preguntar, ni hablar sin entender, ni pensar como esclavos lo que les mandan pensar otros...” (Martí: 1883: 459).

En su Pedagogía del oprimido, Paulo Freire insistía en que la verdadera edu- cación es la que logra concienciar al estudiante sobre las contradicciones del mundo humano, sean estructurales, superestructurales o interestructurales. Esas contradicciones, una vez concienciadas, inquietan al educando y lo impulsan a convertirse en agente o protagonista de la transformación de la

6 N.E A pesar de las limitaciones y carencias materiales propias de la condición geopolítica de Cuba, con frecuencia y desde hace décadas, los indicadores de desarrollo humano ubican al país caribeño en lugares de privilegio frente al resto de los países latinoamericanos e in- cluso a la par de países desarrollados con inmejorables condiciones seguridad y asistencia social. Sin embargo, se ha hecho lugar común pensar y decir que, por efectos de su orienta- ción política, Cuba vive aislada del mundo y sumida en la miseria; paradójicamente tales argumentos vienen con extrema frecuencia de países donde esa condición sí está medida, documentada y es evidente.

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realidad. Para alcanzar ese objetivo, Freire apunta diez síntomas de lo que ca- lifica como “educación bancaria”, y que deben ser evitados o erradicados: 1) el educador es quien educa, los educandos, quienes son educados; 2) el educa- dor es quien sabe, los educandos, quienes no saben; 3) el educador es quien piensa, los educandos, quienes son pensados; 4) el educador es quien dice la palabra, los educandos, quienes la escuchan dócilmente; 5) el educador es quien disciplina, los educandos, los disciplinados; 6) el educador es quien opta y prescribe su opción, los educandos quienes siguen la prescripción 7) el educador es quien actúa; los educandos, quienes tienen la ilusión de que actúan en la actuación del educador; 8) el educador escoge los contenidos del programa, los educandos, que no tienen voz en esa selección, se acomo- dan a ellos; 9) el educador equipara la autoridad del saber con su autoridad funcional, que se opone antagónicamente a la libertad de los educandos; estos deben adaptarse a sus determinaciones; 10) el educador, por último, es el sujeto del proceso; los educandos, meros objetos.

La educación debe ser dialógica, concienciadora, problematizadora, y con- textualizadora, de modo que supere la contradicción educador-educando y se convierta en un ejercicio permanente de práctica de la libertad. En su fo- lleto Guatemala, publicado en Méjico en 1878, Martí elogia la pedagogía de la Universidad Central de Guatemala: “... los jóvenes se animan. Discuten al maestro, al libro de consulta. Tienen cierto espíritu volteriano que hace bien. Rechazan la magistral imposición, lo que es bueno. Anhelan saber para creer. Anhelan la verdad por la experiencia; manera de hacer sólidos los talentos, firmes las virtudes, enérgicos los caracteres” (González, 2001: 81).

Una educación que se reduce a mera ortofonía, a la repetición incesante de conceptos petrificados en voz de la autoridad, despoja al educando de sen- tido crítico y lo imbuye de la idea de que la Revolución es un hecho histórico del pasado y no lo que por definición es: un desafío perenne de cada nueva generación. Para que haya educandos revolucionarios es necesario que el proceso educativo sea igualmente revolucionario, lo que significa transfor- mar la escuela en un laboratorio en el cual se establezca una interconexión estratégica entre todas las disciplinas, y la enseñanza esté permanentemente conectada a las realidades de la coyuntura nacional e internacional. El mé- dico no es solo el técnico que sabe tratar el órgano enfermo, sino que es quien conoce también las causas sociales, históricas, y psíquicas que produ- cen las enfermedades y promueve en su paciente el vigor para combatirlas. El administrador no se limita a cuidar bien de la empresa que le fue confiada, sino que, además, despierta en los funcionarios el sentido ético del servicio que la empresa le presta al público, e impide desvíos, corrupciones y derro- ches. El técnico en computación no es solo quien domina el funcionamiento del equipamiento electrónico y trata de perfeccionarlo, sino que es también

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quien comprende el papel político de las redes sociales, el poder de la infor- mática en las relaciones entre las naciones, el riesgo de que la realidad virtual se aleje cada vez más –con perdón por la redundancia– de la realidad real.

Todos sabemos que la Revolución Cubana atraviesa un momento crucial. A diferencia del Periodo Especial7, iniciado inmediatamente después de la caí- da del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, el momento ahora no es de extrema carencia: es de abundancia de ideas, propuestas y sugerencias acerca de cómo le hará justicia la Revolución al legado que re- cibiera de sus tres grandes luminarias –Martí, Fidel y el Che– para adaptarse al siglo XXI, preservando y mejorando su ética de no explotación del trabajo ajeno ni apropiación privada de la riqueza social; sus derechos sociales como la alimentación, la salud y la educación para todos8, sin discriminaciones ni pérdida de calidad; su libertad de pleno ejercicio y expresión del pensamien- to, de la creatividad artística, de las convicciones religiosas; su moral de pre- servación por todos de lo que a todos pertenece, erradicando la corrupción, el ausentismo y la dilapidación del patrimonio público; su internacionalismo, al inspirarle a las nuevas generaciones el sentido de solidaridad, de servicio a los más necesitados, de compartición de los talentos y los bienes.

Todos sabemos que la Revolución enfrenta enemigos poderosos, como el bloqueo impuesto por la Casa Blanca a Cuba; la presión mediática neoliberal, plena de prejuicios y ofensas, o las dificultades para la obtención de créditos y mercados para los productos cubanos. El principal enemigo, sin embargo, no está afuera. Esta dentro de Cuba. Y puede identificársele con facilidad: es la educación “bancaria”, es el desánimo frente a los desafíos, es el individualis- mo que busca su propio provecho sin considerar los derechos colectivos, es la falta de cuidado con los bienes públicos, es la indiferencia frente a los más necesitados y los más viejos, es, en fin, el egoísmo que hace de cada uno de

7N.E A N.E. Con este nombre se conoce el periodo comprendido entre 1990 y 1993, en el que la derrota política del Partido Comunista de la Unión Soviética, provocó una drástica dismi- nución de la ayuda económica que este país enviaba a Cuba, lo cual se tradujo en un grave desabastecimiento de combustibles y bienes de capital, que redujeron hasta en un 36% el PIB de la isla. El periodo especial se vio agravado por el recrudecimiento del embargo nor- teamericano, lo que causó irreparables daños a la infraestructura industrial y de transportes, e impuso en Cuba una economía de guerra en tiempos de paz.

8N.E. Uno de los primeros logros de la Revolución Cubana fue erradicar el analfabetismo y garantizar el acceso universal y obligatorio a la educación pública, lo cual le permitió a Cuba, ser reconocida por la Unesco como el primer país americano libre de analfabetismo, un mérito que aún no logran Estados Unidos y Canadá, donde aún hay millones de personas que no leen ni escriben en inglés. Beneficios como éste y el acceso a la salud, son conquis- tas sociales a las que –en opinión de muchos analistas– ningún cubano está dispuesto a renunciar, incluso en la actual coyuntura de normalización de relaciones entre su país y el gobierno norteamericano.

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nosotros un virus capaz de corroer y debilitar el organismo social saludable9. Ese enemigo interno es el más fácil de combatir cuando se adoptan métodos eficaces de educación liberadora, de emulación moral y de cultivo de la es- piritualidad, que despierten cada día, en cada uno de nosotros, lo que más ansiamos y que Martí tan bien resumen en estas palabras: “...el don de amor, que torna al genio fecundo”.

Referencias Bibliográficas

FREIRE, Paulo. (1974). Pedagogía do oprimido. Río de Janeiro: Paz e Terra, pp. 67-68

GONZÁLEZ-SERRA, Diego Jorge. (2001). Martí e a psicología, Sao Paulo: Escri- turas, pp. 81

MARTÍ, José. (1883). Obras completas, “Exposición de electricidad”, T.8. Nueva York: La América. pp.347

MARTÍ, José. (1883). Obras completas, “Un paseo por la tierra de los anamitas”, T.18. Nueva York: La América. pp.459.

MARTÍ, José. (1884): “Maestros ambulantes”, T.8. Nueva York: La América. pp.288.

9N.E. Si bien la iniciativa de regularización de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, impulsada por los presidentes Castro y Obama y alimentada por la presión interna- cional en contra del bloqueo norteamericano, constituye sin dudas un hito histórico en la política del mundo occidental, empiezan a conocerse algunos análisis que advierten de los riesgos de un posible tránsito de la isla al capitalismo. Un cambio en los medios de acceso y los patrones de consumo, la penetración ilimitada de los medios de comunicación y una educación alejada de los ideales revolucionarios, pueden tener nefastas consecuencias en las condiciones de vida y convivencia de la sociedad cubana. De la posibilidad de que esta transición sea probable, y sobre todo de la velocidad con que se opere, depende que estas amenazas se traduzcan en una triste realidad para la gente de la isla.

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 Conocida inicialmente como Arraial do Tijuco, la ciu- dad de Diamantina está situada en el estado de Minas Gerais, en el corazón de las montañas rocosas de Bra- sil. El cambio de nombre obedeció a su riqueza en oro y diamantes, lo que atrajo a exploradores europeos, que se dedicaron a la extracción de los minerales preciosos, y de paso alteraron para siempre la cultura nativa.

Como en la mayoría de las ciudades mineras de princi- pios del siglo XVIII, en Diamantina también se destaca la arquitectura colonial portuguesa, con marcada in- fluencia árabe; de ahí la decoración basada en azulejos y la pintoresca combinación de colores. En 1938 fue inscri- ta en la lista del Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO.

Nombrada en honor de Doña Josefa Maria da Glória, uno de los lugares más atractivos de esta maravillosa ciudad, es la “Casa de Gloria”. Consiste en un viejo conjunto formado por dos casas separadas aunque conectadas por un pasillo cerrado. Cuenta la historia que inicialmen- te fue residencia de los alcaldes de los diamantes y del primer obispo de Diamantina; luego se estableció allí el Colegio de Nuestra Señora de los Dolores, regido por las hermanas Vicencianas, quienes confinaron a estudiantes y pasantes en el segundo piso, para evitar su contacto con los jóvenes de la ciudad. Actualmente es la sede del Instituto de Geología Eschewege.


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