Desigualdad social en América Latina y el Caribe: el Dios de la historia y la realidad que nos interpela








Raúl Aramendy*

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         ...costaba mucho entender en aquel momento sobre todo porque en el mundo de los cristianos no veníamos de la sociología, ni de comprender lo que ocurría en la sociedad. En todo caso éramos especialistas en la búsqueda de Dios, pero no sabíamos cómo funcionaba la sociedad. Y en medio de aquel momento tuvimos que hacer un esfuerzo extraordinario. Nos leíamos a Marx, nos leíamos a todo el mundo, tratábamos de entender qué demonios era eso de la lucha de clases y todas esas cuestiones. Y fuimos entendiéndolo en la medida en que también la historia fue transcurriendo y nosotros pudimos hacer las aportaciones que hicimos y que han sido magníficas pero que tenían como limitante nuestra poca capacidad de entender la sociedad, entender cómo funcionaba y cuál era el estilo de las sociedades.

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* Argentino. Profesor de Agroecología, educador popular y ambientalista.

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 Hoy nos encontramos en un nuevo momento. En un momento quizá mucho más álgido -claro que siempre el momento actual nos parecerá el más álgido-, pero en un momento en el cual los cristianos comprometidos con la liberación ya tenemos bastante incorporado de sociología y de análisis sociológico. Y seguimos incorporando. Con facilidad podemos recurrir a libros de políticos, economistas, sociólogos, analistas de la sociedad.

Pero estamos viviendo una situación en la cual se está entrando cada vez más aceleradamente en la segunda revolución científico cuántica.

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Todavía no terminamos de absorber la revolución cuántica de principios del siglo pasado y ya estamos entrando en una segunda revolución científico cuántica que tendrá que ver con muchas de las cosas que se estuvieron diciendo hace un rato como, por ejemplo, si no tendremos trabajadores haciendo las cosas pues podremos tener máquinas haciendo esas cosas o si sabiendo que podemos ser parte de algoritmos, todavía no sabemos muy bien qué demonios es eso de los algoritmos.

Ahí tenemos un problema de conocimiento. Tenemos que acelerar el tranco, acelerar la caminada para entender la revolución científico cuántica en la que estamos inmersos desde principios del siglo pasado. Según dicen algunos, en esta nueva revolución cuántica hay un salto cuántico con respecto a la anterior. Un salto centralmente de los paradigmas acerca de cómo funciona la vida, no sólo la sociedad, sino la vida en su conjunto y qué pasa con nosotros inmersos en esa vida. Y la sociedad también.

 

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Fritjof Capra1, un físico cuántico muy importante, dice que la sociedad es un organismo y por lo tanto le valen todas las mismas leyes cuánticas que le valen a todos los demás organismos, sean sub atómicos, sean atómicos o sean cosmológicos, a todos los organismos. Y la sociedad es un organismo, así como el planeta es un organismo, pero eso de decir “Gaia es un organismo” -lo decimos a veces con mucha facilidad- nos está costando entenderlo en toda su magnitud. Esto supone que tenemos un problema relacionado con cómo vamos a conocer lo que nos pasa, con cómo estamos conociendo lo que nos pasó y cuándo necesitamos hacer nosotros una aseveración para apropiarnos de lo que no nos apropiamos durante todo el siglo veinte. Voy a tratar de escenificar esto último.

En este momento creo que hay cuatro grandes jinetes del Apocalipsis a los cuales se les desbocó el caballo. Estos jinetes vienen arrasando con todo sin poder controlar su propio galope.

Es bueno que hablemos de apocalipsis sobre todo si lo hacemos desde aquella gran enseñanza de Frei (Gilberto) Gorgulho2 y Ana Flora Anderson3 que nos daban unos cursos maravillosos hace un montón de años y nos enseñaba a leer el Apocalipsis en su sentido dialéctico, en su sentido integral y contradictorio. Alguno se  acordará de aquel libro maravilloso No tengan miedo (Ed. Paulinas, 1981, Madrid. ISBN 978-84-285-0822).

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1 Capra, Fritjof, físico austríaco nacido en Viena, el 1° de febrero de 1939. Se doc- toró en la Universidad de Viena en 1966 y actualmente integra el grupo Nuevo Paradigma de científicos que investigan las posibles relaciones de la ciencia con algunas corrientes místicas orientales. Autor y coautor de varios libros, entre los que se destacan El Tao de la física (1975), El punto crucial (1982), Sabiduría insólita (1988), The web of life y La trama de la vida, (1996). Reside en Berkeley, Califor- nia, Estados Unidos, está casado, tiene una hija y enseña en el Martin Lawrence School de la universidad de Berkeley y en el Centro para la Cultura Ecológica.

2 Da Silva Gorgulho, Frei Gilberto, fraile dominico, teólogo y exégeta, nacido en Cristina, Matto Grosso, Brasil en el año 1933 y fallecido en San Pablo, Brasil, el 25 de diciembre de 2012.

3 Anderson, Ana Flora, teóloga y exégeta nacida en Nueva York en junio de 1935. Reside en Brasil desde que tenía 22 años y durante décadas trabajó junto a Frei Gorgulho.

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A sus estudios sobre el Apocalipsis le habían llamado “No tengan miedo” cuando el Apocalipsis da terror, no miedo. Cuando los factores del apocalipsis que estamos viviendo hoy nos dan terror no miedo, ¡terror! Por lo menos entre quiénes somos sensibles, hay terror acerca de cómo muy poquita gente se está quedando con el planeta completo mientras lo destruye y el resto del planeta ya no cabemos ni siquiera para vender nuestra mano de obra. No cabemos más en el planeta y por lo tanto hay muchas maneras de lidiar con nosotros, con el 98 a 99% de la población mundial que no cabe, que no entra, en la actualidad.

primer jinete deL apocaLipsis 63 De los cuatro jinetes a que me refería, el primero que quiero nom-

brar es el del neoliberalismo globalizado.

El neoliberalismo globalizado se le fue de las manos a los liberales.

El neoliberalismo globalizado es ese primer caballo desbocado que no puede parar de engullirse todo y que al engullirse todo ter- mina haciendo como el animalito que comienza a comerse la cola y después genera un gran suicidio. Evidentemente, el neoliberalismo estaba al borde de estallar por el aire, estaba estallando por el aire, porque era incapaz de administrar la riqueza extrema y la pobreza extrema -y las dos se potencian cada vez más en este esquema-, ya no tenía ni siquiera la posibilidad de aceptar estados de bienestar y por lo tanto Europa había empezado a girar a la derecha a una velocidad extraordinaria y cualquier Estado de bienestar no puede durar casi nada.

 

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No podía el neoliberalismo tolerar que Bolivia fuera un Estado de bienestar con mayor desarrollo económico y social que todo el resto de las economías controladas y dirigidas por el imperio y las grandes transnacionales. No lo podía tolerar. No podía tolerar una Bolivia democrática. Todavía habrá que ver si va a tolerar las elec- ciones ganadas por el MAS o en realidad va a volver a dar un gran golpe violento para avanzar en el mismo sentido en que habían comenzado a avanzar.

Pero el asunto es que al avanzar se encuentra con que no puede administrar razonablemente su propia injusticia, no puede administrar razonablemente su propia desigualdad, no puede ad- ministrar razonablemente su propia capacidad de destrucción, de destrucción de la naturaleza, de la relación entre las personas, de la psiquis. A este estado de locura creciente que hay en la humani- dad, el neoliberalismo lo abona de una manera extraordinariamen- te efectiva.

Este primer jinete de Apocalipsis había empezado a estallar. Por eso, Bill Gates, una de las personas que más dinero ha ganado con la pandemia de covid-19, dijo un año antes que se instalaría la epidemia, que iban a venir pandemias, que había que preparase porque no íbamos a lograr controlar más la salud en el mundo... y este es uno de los elementos por los que se desbocó el caballo. La salud es algo muy sensible para todos nosotros. Una cosa es tener hambre, no tener trabajo, andar en la miseria, no poder estudiar y otra cosa es estar en peligro de muerte, no poder juntarse con los familiares y los amigos a tomarse un vinito, un matecito y así generar esa manera de ser solidaria que le brota al ser humano a pesar de todo.

Como dije antes, en una conferencia muy importante que se realizó un año antes del comienzo de la pandemia y a la que se puede acceder en Internet, Bill Gates anunció que se va a producir

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 un cambio de sistema: vamos a ir hacia el sistema digital. Vamos a comenzar a vivir una vida lo más digitalizada posible. Porque es tan fácil el fracaso del sistema como sistema capaz de atender proble- máticas humanas y como los ricos del mundo no piensan abando- nar el sistema habrá que tener un control social que solo se podrá comparar quizá con los del fascismo o el del nazismo.

Algunos autores hoy hablan de la “fascistización”. Sostienen que este giro a la derecha llevó a un rebrote de fascistas por todas partes.

En nuestro país, Argentina, ahora tenemos a los fascistas [del ex presidente Mauricio] Macri que jugaban de neo liberales, pul- cros y democráticos y hoy están “fascistizados” de una manera in- creíble. A tal punto lo están que ese fascismo hace movilizaciones en las calles sin tomar medidas de resguardo con respecto a la pandemia porque dicen que la pandemia es un invento de nuestro presidente (Alberto Fernández) a pesar de que él les recuerda to- dos los días que la pandemia está en el mundo y que tanto poder (nuestro presidente) no tiene. Ese fascismo, ese neo fascismo, hoy hace movilizaciones para que no se le cobre un impuesto del 1% por única vez a las nueve mil personas más ricas de Argentina (los argentinos somos más de cuarenta millones).

Esa ley que está siendo debatida en la Cámara de Represen- tantes, le daría al Estado los fondos necesarios para enfrentar el problema de salud con grandes capacidades para controlarlo y su- perarlo. Esa ley está hecha para ser usada con ese fin y lógicamente para paliar la pobreza que en niveles generales en Argentina supera el 50% y si se considera a los niños supera el 53% y para ningún otro fin.

Esa “fascistización” que hay es general. No es casualidad Do- nald Trump, no fueron casualidad todos los golpes que se han dado

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El sistema hubiera sido un éxito aunque no fuera más que para mantenernos a todos tranquilos y evitar estas grandes rebeliones que se han iniciado, rebeliones de las mujeres, rebeliones de los ecologistas, rebeliones de los trabajadores, rebeliones de los des- ocupados, rebeliones de todo el mundo en todas partes.

Hoy hay más rebeliones en América Latina que las que hubo en la década del 60.

Vengo de la década del 60, fui preso político y exilado en mi querido Brasil y les aseguro que éramos muchos menos los que participábamos en los procesos de cambio de los que hoy están participando en América Latina, de estas multitudes que se han ge- nerado como protagonistas del cambio consientes o inconscientes como es siempre. Los cambios son siempre una mezcla contradic- toria de yin y yang. Como todo en la vida.

Ese era el primer caballo que se estaba desbocando. Evidente- mente ese caballo tenía que conducir a una pandemia. Pero como estamos en globalización, es la primera pandemia globalizada.

La pandemia anterior, la de 1918, la de la gripe española, afec- tó a algunos países. Pero esta pandemia afectó inmediatamente a todos los países. Porque una de las tecnologías e industrias más

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 en América Latina, no es casualidad Bolsonaro. Ni siquiera es ca- sualidad que la represión en Chile apunte a los ojos de la gente.

La represión en Chile dice “así que ustedes despertaron, así que ustedes ahora ven, así que ustedes ahora comprenden. Pues ¿con qué ven? ¿Con los ojos? Se van a quedar sin ojos”. Es casi un símbolo de hasta dónde son capaces de llegar en ese proceso donde el neoliberalismo ya no es neo y de liberalismo tendrá cada vez menos y será una especie de “fascio liberalismo”.

¿Por qué? Porque el sistema fracasó.

 

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 desarrolladas es la aviación. Una de las prácticas más usadas para mantener a la gente entretenida, o sea tenida entre dos realidades, es el turismo. Y estábamos todos en eso. Ese turismo, esa globali- zación y ese flujo de mercaderías y personas por todo el mundo... Y la emergencia de una nueva potencia imperial, como es China, para disputarle a la potencia hegemónica, que es Estados Unidos, el control y el domino del mundo generó las condiciones para que haya un virus de animales antiguamente llamados salvajes y que ahora se utilizan para el consumo humano. De ahí viene el corona- virus. No es casual... es otro símbolo.

A veces me da la impresión de que nuestro Tata Dios se cansa de crear símbolos y a nosotros nos cuesta una enormidad decodificarlos. Nos está mandando símbolos todo el tiempo y por todas partes.

segundo jinete deL apocaLipsis

Esta sociedad capitalista, hija dilecta de la revolución industrial, tiene una base energética, como tenía el imperio Romano. ¿Cuándo cae el Imperio Romano? Cuando su base energética quiebra. Cuando ir a buscar un carromato de leña a España salía más caro que el carromato de leña. Dice un escritor español, que España era un lugar donde las ardillas podían viajar por toda España sin tener que bajarse jamás de los árboles. Sin embargo, España hoy es un pá- ramo. ¿Quién se llevó los árboles? El Imperio Romano se llevó los árboles. El Imperio Romano se llevó los árboles de Iberia como fuente combustible fundamental de su sociedad.

El esclavismo, la leña, el fuego. Eso era la base energética y cuando eso entró en crisis, al imperio no le sirvió de nada tener uno de los ejércitos más tremendos de la historia, solo superado hoy día por el ejército norteamericano. El ejército norteamericano

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hizo 40 veces más guerras en el mundo de la que hizo el Imperio Romano.

Bien. Hoy hemos superado el pico del petróleo que es la base energética. Cada día hay menos acceso al petróleo por eso inven- taron el fracking, esta manera de hacer reventar las piedras debajo de la tierra para extraer lo que tenga de petróleo adentro. Estados Unidos estaba ilusionado. Había pasado de ser autosuficiente en materia de petróleo a ser dependiente y estaba convencido de que iba a ser autosuficiente con el fracking.

El fracking ha volado por el aire. ¿Por qué el fracking ha volado por el aire?

Porque evidentemente todo aquello que no respete las leyes de la naturaleza terminará volando por el aire.

Hoy hemos pasado el pico del petróleo, hoy hay cada vez menos petróleo, cada vez más sucio, cada vez más difícil de ob- tener. Encima, a uno de los países más productores de petróleo como es Venezuela se le ocurrió que el petróleo es de ellos y no de Estados Unidos. Esto agudiza la crisis del petróleo.

Y los árabes de Arabia Saudita -por cierto, amigos de Estados Unidos, de Israel y enemigos de Palestina- están haciendo un es- fuerzo extraordinario para generar un nuevo tipo de combustible a partir del hidrógeno. Esto, evidentemente les va a traer problemas igual que los que tienen con el petróleo, pero por ahora los tiene muy entusiasmados...

Esta crisis, la crisis energética, es el segundo caballo desbocado del Apocalipsis.

Esta crisis energética nos ha hecho pensar que desarrollo no es igual a crecimiento y por lo tanto no se puede entender el desa- rrollo si no es a partir de la consigna de que otro mundo es posible

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 y por lo tanto, otro sistema de desarrollo o de expansión del ser humano es posible. Porque el desarrollo con crecimiento infinito en un planeta finito es una estupidez científica. Una verdadera es- tupidez científica.

eL tercer jinete deL apocaLipsis

El lugar más sensible y por eso todas las políticas intermedias, las políticas que decían salvemos al capitalismo, pero humanicémoslo porque si no se va a ir todo al demonio -las llamadas políticas de Bienestar-, lo que hicieron fue centrarse en la cuestión salud. In- cluso hay países capitalistas, muy capitalistas, que tienen la salud estatizada.

Hoy, la derecha en Argentina nos está haciendo un berrinche y un pataleo extraordinario porque resulta que estamos hacien- do hospitales todo el tiempo, abriendo nuevos hospitales todo el tiempo. Abriendo hospitales que ellos habían cerrado porque la salud privada se iba a encargar. La salud privada no puede encar- garse de casi nada.

Lo demuestra la situación de los Estados Unidos donde la sa- lud privada es incapaz de poder dar respuesta a la pandemia en ese país donde todo es privado, donde hasta lo estatal es privado. Allá se paga todo.

Los problemas de salud son algo sumamente sensible para la humanidad. Su importancia se revela en cómo la gente de los barrios o de nuestro campo verbaliza los temas referidos a la salud: “Si hay salud estamos bien”. “Lo más importante es la salud”. “El di- nero entra y sale, el trabajo también, pero la salud tiene que estar”. Pero la salud es lo que el sistema capitalista, neoliberal, “fascistizan- te”, global es incapaz de garantizar en el contexto de una naturaleza

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que, como decía ese gran científico [James] Lovelock4, si nosotros no la cuidamos ella se va a cuidar de nosotros.

eL cuarto jinete deL apocaLipsis

Y ahí aparece el cuarto jinete del Apocalipsis: el cambio climático.

En la reunión de Río se perdió la última oportunidad de con- trolar en este sistema el cambio climático. El cambio climático está desbocado. Lo vemos en estos días: el derretimiento del perma- frost de Groenlandia, el derretimiento de la Antártida y del Ártico, lo vemos en los incendios e inundaciones que hay por todas par- tes. Acá en mi tierra, en Misión (...), una tierra que es caliente en verano y fría en invierno, resulta que ahora tenemos un día de 40 grados y otro día de 3 grados en plena primavera porque está todo totalmente descontrolado.

¿Por qué? Porque la naturaleza es un solo ser vivo. Y noso- tros formamos parte de ese ser vivo que es la naturaleza. Pero la naturaleza no es solo nuestra madre como muy sabiamente nos enseñan los pueblos originarios, nosotros somos parte de ella. Es nuestra madre si todavía no salimos de su vientre porque somos parte integrante de ella. A propósito del cambio climático les reco- miendo Requiem para una especie5, un libro muy interesante escri- to por Clive C. Hamilton6, científico australiano y legislador por el

4 Lovelock, James, científico británico nacido en Letchworth Garden City, Reino Unido, el 26 de julio de 1919. Autor de la hipótesis de Gaia (ahora llamada teoría de Gaia). Sobre el tema escribió: Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra (Hermann Blume, 1983), Las edades de Gaia (Tusquets, 1993), Gaia: una ciencia para curar el planeta (Integral Cop, 1992) y Homenaje a Gaia. La vida de un cien- tífico independiente (Laetoli, 2005).

5 Requiem para una especie, ISBN 9876142771, Ed. Capital Intelectual S.A, 1 abril 2011.

6 Hamilton, Clive C., nacido en Australia el 12 de marzo de 1953, este científico e intelectual, profesor de ética pública, integra el directorio de la Autoridad para el Cambio Climático del Gobierno de Australia y fue legislador en su país por el Partido Verde.

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 Partido Verde de su país. La especie ya se imaginan cuál es, ¿no? Es como dijo alguna vez Fidel Castro en uno de sus discursos en Naciones Unidas: “la especie con mayor peligro de extinción es el ser humano”. Porque, además a lo mejor, a la naturaleza le va a costar muchísimo vivir sin una cantidad enorme de plantas que hay y se van extinguiendo de a miles todos los años, hay un montón de bacterias, un montón de virus incluso, porque los virus no están ahí para hacernos daño, no fueron creados por Satanás para ver cómo pueden joder a los humanos. Los virus forman parte de la natura- leza y actúan para corregir, actúan como elementos de corrección en la naturaleza, como actúan las hormigas. Las hormigas no se co- men las hojitas por dañinas, ni siquiera se las comen: las cortan, las llevan y en el hormiguero hacen un cultivo para que crezcan unos hongos que es lo que ellas realmente comen. Pero no hacen eso para jodernos a nosotros. Hacen eso para controlar la basura, para controlar que la naturaleza no acumule más basura de la cuenta.

La naturaleza tiene herramientas para cuidarse a sí misma. El gran problema de la naturaleza radica en uno de sus miembros, una especie que cree que es la reina o el rey de la naturaleza, que cree que es el dueño de la naturaleza, que cree que es el dueño de todo y con el capitalismo no solo de la naturaleza, también de las personas, de los sentimientos, de la psiquis, o sea; cree ser la dueña de todo.

A estos cuatro jinetes creo que los podemos enfrentar. Ade- más, traen detrás de sí otro montón de jinetes galopando que en cualquier momento se suman, pero los cuatro principales son: la crisis energética, la crisis del capitalismo neoliberal globalizado, la crisis del cambio climático y me gustaría decir la crisis de identidad del ser humano con lo más humano de ser humano que es su capacidad de solidaridad, piedad y armonía. Eso también está vo- lando por los aires.

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Y es lógico. Si me hago fascista, para qué quiero la solidaridad. Si me hago fascista, para que quiero la naturaleza viva. Si me hago fascista para que quiero que los 7.500 millones de seres humanos que somos aquí, sigamos siendo 7.500 millones por lo menos. Espero que no seamos muchos más y que como especie encon- tremos un modo realmente interesante de no llegar a los 12.000 millones que es el tope máximo de población humana que puede soportar este planeta. Cuando cursaba el primer año en la Univer- sidad, éramos 4.000 y ahora somos 7.500 millones. El planeta no soporta más de 12.000 millones de personas. A este ritmo no va a haber quién aguante. Lindo sería un trabajo de Amerindia anali- zando el tema la población mundial y qué hacemos frente a esto.

¿Cómo podemos enfrentar esto? Los cristianos, primero que nada, poniendo lo más valioso que tenemos que es la esperanza.

Si la sal pierde el sabor ¿quién la salará? ¿Cuál es la sal del mun- do? La esperanza. ¿Quiénes somos los portadores de esas salinas? ¡Los cristianos!

Pero lo que pasa es que los cristianos hemos dejado de ser sal en el mundo. Nos acomodamos. El azúcar era más dulce, el embotellado nos permitía estar tranquilitos.

Nada de andar haciendo lío en el mundo. “Hagan lío”. ¿Quién fue que lo dijo? Alguien lo dijo por ahí. ¿Se acuerdan?

Tenemos que dar la esperanza, con fuerza, con coraje, con compromiso, contra viento y marea. No importa la conclusión a la que hayamos llegado acerca de las posibilidades. Nosotros, la gen- te de la esperanza, somos la gente que va más allá de las posibilida- des, la que crea las nuevas posibilidades, la que hace que la utopía se transforme en realidad. Y si no somos eso, a lo mejor somos una especie que debería desaparecer. Ojalá que no, pero si no somos lo más nuestro, lo más humano, que es ser solidario, esperanzado,

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 cambiadores del mundo, transformadores de la realidad, si no so- mos eso, si nos empieza a ganar la comodidad, el estar en nuestro lugarcito de confort, a lo mejor deberíamos desaparecer.

Me animo a nombrar formas de pensamiento que debemos desarrollar nosotros en este momento y que tienen una íntima relación con este cambio paradigmático que está habiendo en las ciencias sin que nosotros todavía le hayamos hincado el diente a ese hueso.

Un pensamiento es el pensamiento sistémico. Todo es siste- mas. Sistemas dentro de sistemas. Tenemos que aprender a pensar y actuar sistémicamente.

La Teología de la Liberación de ahora será una Teología de la Liberación sistémica.

Tenemos que incorporar con fuerza el pensamiento holísti- co, ese pensamiento que nos permite ver que no solamente como dice la teoría de sistemas que el todo es más que la suma de sus partes -y eso ya nos cuesta entenderlo- sino que el todo está en cada una de las partes. Ese es el pensamiento holístico, el ver todo relacionado con todo. Más que ver los edificios en construcción, las sociedades en construcción y las políticas de construcción, te- nemos que ver todo eso en forma de red de redes. La red es un ingrediente fundamental en la transformación del mundo hoy. Ser red y ser red de redes, y las redes, redes de nudos y no re- des de agujeros. Redes sólidas, redes que se enredan sólidamente entre sí.

El otro pensamiento que tenemos que desarrollar es el pen- samiento de la complejidad. Se trata de algo que tiene cincuenta años, que fue sistematizado por primera vez por Edgar Morin en Francia y que tenemos un gran sistematizador en América Latina, el doctor Maldonado, de Colombia.

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Teología de la Liberación en tiempos excepcionales de crisis y esperanza

 Para poder entender la realidad, tenemos que apelar al pen- samiento de la complejidad. Porque resulta que todo es tan com- plejo, pero tan complejo, que aquella diferencia entre energía y materia que hasta la época de Einstein funcionaba, hoy no funciona más. Hoy parece que lo que de verdad existe es energía y que la poca materia que existe en realidad es una forma de expresión de la energía.

Estas cosas novedosas nos van a tener que preocupar si que- remos desarrollar una Teología de la Liberación de hoy.

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