Articulación entre la Teología de la Liberación y la ecología








Leonardo Boff *

            

            Voy a hacer una presentación sobre lo que he trabajado en los últimos años; la articulación entre Teología de la Liberación y ecología.

No es que la incorporación [de la ecología] dentro de la Teo- logía de la Liberación haya venido por factores internos y no exter- nos. Siempre he dicho que queremos una ecología integral y que queremos una liberación integral y no solo por las observaciones de Roma.

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* Brasilero. Teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista. Nació en 1938. Du- rante 22 años ha sido profesor de teología sistemática en el Instituto Franciscano de Petrópolis, y de ética, filosofía de la religión y ecología filosófica en la Universi- dad del Estado de Rio de Janeiro. Ha sido profesor visitante de varias universida- des extranjeras y conferencista internacional. Es autor de cerca de cien libros en distintas áreas de la teología, la ética y la ecoteología.

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En 1985 yo decía que para ser integral de verdad la Teología de la Liberación tenía que integrar en su eje central, que es la opción por los pobres, la opción contra la pobreza, la opción a favor de la justicia social y de la liberación.

Dentro de los pobres hay que ubicar a la gran pobre que es la madre tierra, súper explotada, devastada por la voracidad industrialista, especialmente el capitalismo.

La tierra también está crucificada.

Como dice muy bien Jon Sobrino; hay que bajar a los pobres de la cruz. La Tierra tiene que ser rescatada en su vitalidad para que sea verdaderamente la madre que nos ofrece todo para vivir.


A partir de allí, yo comencé a trabajar en la eco teología de la liberación, pero me di cuenta que para hacer una eco teología seria había que asumir una nueva radicalidad. No es suficiente con quedarnos solamente en los pobres concretos con sus distintos rostros: obreros, mujeres, indígenas, afrodescendientes... Ahora hay que incorporar la globalidad del planeta tierra porque efectivamente vivimos en una emergencia planetaria como ha dicho muchas veces el papa Francisco.

Y lo dice claramente en la encíclica Fratelli Tutti, en la que -a mi juicio- presenta una alternativa a la crisis global de la civilización1.

Venimos del paradigma de la modernidad que considera al ser humano el dueño de la naturaleza, el señor. Así explotó la naturaleza y creó la ciencia y la técnica en función de esa dominación. 

Filosóficamente hablando era la voluntad de poder, del poder como dominación sobre los pueblos de América Latina, África y Asia y sobre la propia vida.

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1 PAPA FRAncisco, Carta encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, Roma, 3 de octubre de 2020. http://www.vatican.va/content/francesco/es/ency- clicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html

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Ese paradigma nos trajo muchos beneficios, pero también ha creado el principio de autodestrucción. Con las armas químicas, biológicas y nucleares podemos destruir la humanidad. Debemos tomar en serio esa posibilidad.

En el número 161 de la encíclica Laudato Si’2, el Papa dice: “Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía”3 porque el deterioro del ambiente, con solamente el es- tilo de vida que llevamos, va a terminar en catástrofe.

Contra ese paradigma del hombre como señor y dueño de la naturaleza -dominus- el Papa propone el frater, el hermano.

Lo dice claro en el número 6 de Fratelli Tutti4: “frente a las diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar al otro -observen  que dice “eliminar al otro”- seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amor social que no se quede en las palabras”.

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2 PAPA FRAncisco, Carta encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, Roma, 24 de mayo de 2015. http://www.vatican.va/content/francesco/es/ency- clicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

3 Ibid. “Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones. La ate- nuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo, sobre todo si pensamos en la responsabilidad que nos atribuirán los que deberán soportar las peores consecuencias”, 161.

4 “Las siguientes páginas no pretenden resumir la doctrina sobre el amor fraterno, sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos. Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Si bien la escribí desde mis convicciones cristianas, que me alientan y me nutren, he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad”. PAPA FRAncisco, Carta encíclica Fratelli Tutti, Roma, 3 de octubre de 2020, # 6.

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Y sigue el Papa: “Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, está negando la realidad”5.

A esa visión del “señor”, el Papa propone el hermano. Nosotros no dominamos la naturaleza, sino que somos parte de la naturaleza. En esto estamos junto a san Francisco que de forma muy humilde se ponía a los pies de cada ser de la creación, de las aguas, del sol, de la luna, de los árboles, de los animales. Los llamaba a todos con el dulce nombre de hermano, hermana.

La alternativa que el Papa propone en Fratelli Tutti es de una gran actualidad y diría que es un clamor a la Tierra.

Llega a decir incluso que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarnos juntos. Traduciéndolo a un lenguaje más directo significa que o nos salvamos juntos o nadie se salva.

Tenemos que cambiar, no hay otra manera. Debemos ser hermanos y hermanas y crear una cultura de la fraternidad, del amor, con otro principio de civilización, una civilización centrada en la vida. Y en función de la vida, la economía y la política. Si no hacemos eso vamos al encuentro de lo peor, de arriesgar el futuro de la vida.

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5 Ibid. “Asimismo, cuando estaba redactando esta carta, irrumpió de manera inesperada la pandemia de covid-19 que dejó al descubierto nuestras falsas seguridades. Más allá de las diversas respuestas que dieron los distintos países, se evidenció la incapacidad de actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existía una fragmentación que volvía más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos. Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, está negando la realidad”, # 7.

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Es una nueva cultura que tiene otras características. Es difícil hacer la transición, pero debemos hacerla. No se trata solamente del pobre, sino también de la gran pobre, la tierra.

El futuro de la vida y la civilización están en riesgo. Si no cambiamos podremos conocer tragedias ecológicas y sociales.

Personas que siguen el estado de la tierra dicen palabras muy severas como las de la primera frase de La carta de la Tierra que junto con la encíclica del papa Francisco, es un documento importante.

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6 Ibid. “También en la política hay lugar para amar con ternura. «¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. [...] La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes» [191]. En medio de la actividad política, «los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de llenarnos el alma y el corazón. Sí, ellos son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y tratarlos”, # 194.

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 He tomado en serio esto y me puse a estudiar mucho el nuevo paradigma que es cosmogénico, que pone en el centro a la Tierra, la vida y no el sistema de lucro, las ganancias, el individualismo y la falta de fraternidad.

El Papa propone exactamente lo contrario a todo eso. Destaca nuestra capacidad de rehacer la humanidad y el hombre y la mujer nueva con una política basada en la ternura, en la amabilidad. Y lo dice de una forma muy valiente porque nadie habla de la política de la ternura, de la política de la amabilidad.

La ternura es exactamente eso, tratar de dar ternura a los más pequeños, los más débiles y más pobres. Ellos nos llenan el alma y el corazón. Sí, son nuestros hermanos y como tales deben ser tratados y amados.6

  

 En su primera frase La carta de la Tierra dice: “estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra7. En una época en que la humanidad debe elegir su futuro y la elección es esta: o se forma una alianza global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgamos nuestra destrucción y la destrucción de la diversidad de la vida”.8

Este es un nuevo paradigma.

Creo que las ciencias de la vida, de la Tierra, de la humanidad, han subrayado que venimos de una gran historia, no de la cosmología sino de la cosmogénesis. Cómo desde el principio, desde hace 13.7 mil millones de años, ocurrió aquella tremenda silenciosa explosión porque no había ni espacio ni tiempo, el Big Bang. Ahí empezó. Estábamos todos juntos en ese punto infinitamente pequeño cargado de energía y materia que explotó y creó las gran- des estrellas rojas.

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  7 “Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la huma- nidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magní- fica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los dere- chos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”. coMisión de LA cARtA de LA tieRRA, La carta de la Tierra (Preambulo), La Haya, Holanda 2000, https://cartadelatierra.org/lea-la-carta-de- la-tierra/preambulo/

8 Ibid. “La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfe- chas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambienta- les, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas”.

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Las estrellas rojas también explotaron creando las galaxias que tenemos, las estrellas, los planetas, la Tierra.

Nosotros venimos de esa historia. Esa historia está presente entre nosotros, en esa energía de fondo a la que le llaman el principio generador de todo lo que existe y vive. Está actuando, está presente ahora, entre nosotros sosteniendo todo. Es como un mar sin límites, infinito, grande.

Los grandes cosmólogos dicen [de la Tierra] lo que las religio- nes dicen de sus divinidades, que es infinita, suprema, amorosa, poderosa. Esa es la realidad de fondo que nos acompaña y nos sustenta. La tierra y nosotros somos fruto de esa evolución. Llegamos -con espíritu y capacidad de reflexionar- porque nosotros somos Tierra, como dice el Papa en el número 2 de la encíclica Laudato Si’, somos Tierra.9

En una fase muy avanzada de su complejidad, la Tierra empezó a sentir, pensar, amar, a cuidar. En ese momento irrumpió el ser hu- mano, hombre y mujer. Nosotros somos tierra. Como dice el gran cantante argentino Atahualpa Yupanqui “somos tierra que anda, que baila”. Somos Tierra. Por eso la palabra hombre, ser humano, viene de humus, tierra fecunda. Dam, que viene de adamá que en hebreo significa tierra, tierra fecunda que produce frutos.

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9 “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irrespon- sable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”, PAPA FRAncisco, Carta encíclica Laudato Si’, Roma, 24 de mayo de 2015, # 2.

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Tenemos la responsabilidad, tenemos esa misión de cuidar y guardar esa herencia sagrada que recibimos: el Jardín de Edén que es la Tierra.

Nosotros no hemos cumplido esa misión. Nos hemos transformado en el Satán de la Tierra.

Muchos científicos dicen que hemos inaugurado una nueva era ecológica, la era del antropocentrismo. El ser humano es la gran amenaza a la vida. Otros van más allá y sostienen que inauguramos la era del “necrocentrismo” en que se produce una liquidación de vidas en masa.

El más grande de los biólogos vivos, Edward Wilson10 dice que cada año desaparecen definitivamente al menos cien mil formas de vida orgánica y que hay un millón de especies vivas que están bajo una gran amenaza de desaparición.

Nosotros somos los que amenazamos. Por eso tenemos que cambiar.

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10 Edward Osborne Wilson (Birmingham, Alabama, EE.UU., 1929). Biólogo esta- dounidense. Doctor por la Universidad de Harvard en 1955, ganador de diver- sos premios y reconocimientos académicos, desarrolló una muy sólida carrera académica y educativa. En 1971 aportó una visión completa de la ecología, de la dinámica de las poblaciones y del comportamiento social de miles de espe- cies, en el que se considera su mayor trabajo: The insects societies. Cuatro años después, Wilson publicó su segunda obra más reconocida Sociobiology: The New Synthesis. La sociobiología, ciencia que estudia el comportamiento social de los animales, incluidos los seres humanos, es otra de las especializaciones en las que se reconoce la autoridad de Wilson. La aparición de esa obra en 1975 provocó un amplio debate entre científicos e hizo de su autor blanco de fuertes críticas de quienes consideraron que se pretendía justificar los comportamientos humanos dañinos y destructivos y las relaciones sociales injustas en las sociedades humanas. Wilson refutó esas críticas señalando que apenas un 10% del comportamiento humano es inducido genéticamente y el resto es atribuible al medio ambiente.

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Creo que la pandemia del covid-19, del coronavirus, es un mensaje que nos ha enviado la Pacha Mama, la Padre - Madre Tierra para que aprendamos una lección, para aprovechar el con- finamiento social como una especie de retiro existencial para re- flexionar y revisar en qué erramos, qué tenemos que hacer en el futuro y, cómo cambiar si queremos sobrevivir. La Tierra misma como madre, nos está dando lecciones.

Lo peor que nos puede ocurrir es volver a la situación de an- tes, a las injusticias sociales.

El sistema dominante, el papa Francisco ha dicho muchas ve- ces que es un sistema asesino, crea dos injusticias: una ecológica devastando la naturaleza y otra social generando que una gran par- te de la humanidad pase hambre y muera antes de tiempo. Esto es un grito al cielo, un pecado social estructural que clama a Dios y ofende a los hijos e hijas de Dios que somos nosotros.

La Teología de la Liberación tiene que incorporar esa dimen- sión ecológica integral para ser fiel a su opción de fondo, a los po- bres y contra la pobreza, opción por la Tierra para cuidarla.

Tenemos que cambiar fundamentalmente la línea del cuidado, del cuidado esencial, de la solidaridad de todos con todos.

El sistema no tiene sentido de solidaridad. Es individualista y no conoce la interdependencia.

El papa Francisco, como hilo de fondo en las encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti destaca esa relación de todos con todos. Todos estamos relacionados y nadie está fuera de esa relación. No hay un destino de la Tierra separado del de la humanidad; hay un destino común de la Tierra y la humanidad porque nosotros somos tierra.

Tenemos que tomar en serio esto y ensayar cambios.


Creo que una de las tareas de Amerindia debería ser crear esta nueva conciencia.

En un discurso que dio hace un par de días, el papa Francisco dijo que tenemos que hacer un esfuerzo grande para que se integre en la conciencia de la humanidad la concepción de la casa común, de la Tierra como la gran madre, Pacha Mama, Gaia, la Magna Mater como decía los antiguos.

Tenemos que incorporar esto y asumir como nuestra misión el rol de aquellos que hacen los cambios necesarios para garantizar el futuro nuestro y de la comunidad de vida de la que somos parte. Si no hacemos esto hay riesgo de que no haya un futuro para nosotros.

Para terminar y no hacerlo con un mensaje catastrófico, voy a recordar algunas de las últimas palabras de Zygmunt Bauman11, una de las personas que más ha seguido el destino de la civilización: 

“Estamos en una situación en la que tenemos que darnos las manos, ser solidarios unos con otros, de lo contrario va a aumentar la procesión de aquellos que van rumbo a su propia sepultura”.

En una entrevista realizada diez años antes de su muerte y publicada luego de su fallecimiento, el gran filósofo Martin Heidegger12

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11 Zygmunt Bauman (1925 – 2017). Sociólogo, filósofo y ensayista polaco-británico de gran predicamento y popularidad, que hizo de la modernidad, la posmoder- nidad, la globalización y el movimiento obrero algunos de sus temas de mayor trabajo. Acuñó el término de “modernidad líquida” con el que caracterizó la rea- lidad actual cada vez más carente de certezas y de cambios constantes y veloces que se producen en las sociedades. “La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales”, ha dicho Bauman. Su libro Moderni- dad líquida se publicó en 1999.

12 Martin Heidegger (1889 – 1976). Filósofo alemán considerado uno de los mayo- res filósofos del siglo XX. Uno de los aspectos más controversiales de su vida fue su afiliación y participación en el régimen nazi que gobernó Alemania entre 1933 y 1945, sirviendo como rector de la Universidad de Friburgo, cargo para el que fue electo tres meses después del nombramiento de Adolfo Hitler como Canci- ller. Así, Heidegger sirvió durante casi un año a un Estado autoritario, de partido único que desarrolló una política de exterminio contra judíos, otras minorías y opositores y provocando la Segunda Guerra Mundial.

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terminó diciendo que “Solamente un dios puede salvarnos”.13 Él, que no creía mucho en Dios, terminó con esa frase, “Nur noch ein Gott kann uns retten”, “Solo un dios puede salvarnos”.

Creo que el Papa lo dice: “invito a la esperanza”, siguiendo un poco “El principio Esperanza” de [Ernst] Bloch14 que nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Es un motor que tenemos dentro de nosotros para siempre re empezar y tener la confianza de que podemos cambiar.

De ahí, la frase que el Papa cita en la encíclica Laudato Si’ del Libro de la Sabiduría: “Dios ha creado todas las cosas con amor, no odia a nadie, a nada, a ningún ser porque él es el apasionado amante de la vida” (Sab 11,26). Un dios que es un apasionado amante de la vida no va a dejar y permitir que nuestra vida acabe tan miserablemente.

Nuestra vida ya está entronizada en el seno de la Trinidad, en Jesús y María. Una parte de nosotros ya está salvada, pero tenemos, junto con la Tierra, que salvar la Tierra. La Tierra nos ayuda, pero nosotros tenemos que ayudar a la Tierra a recuperar su vitalidad para seguir siendo una madre generosa y buena que nos da todo lo que necesitamos para vivir.

Muchas gracias hermanos.

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13 En septiembre de 1966, Heidegger accedió a hablar sobre su vínculo con el Par- tido Nacional Socialista con periodistas de la revista Der Spiegel, Rudolf Augstein y Georg Wolff pero exigió que no se publicara. El diálogo trascendió los sucesos de 1933 y Der Spiegel lo publicó en el N° 76 del 31 de mayo de 1976 a poco tiempo de la muerte del filósofo. La entrevista se tituló “Solo un dios puede salvarnos”.

14 Ernest Bloch (1885 – 1977). Filósofo alemán cuya obra más extensa y conocida son los tres tomos de El principio esperanza, obra en la que fundamenta parte importante de sus concepciones.


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