Vida en Gracia.(Charla del P. Tello en el Cursillo de Chicas de septiembre de 1974 – 26 al 29 de sept.)

 


Vivir cristianamente es vivir en el gozo de la pobreza de no tener nada que cargue, para estar abierta al Amor.


Vida en Gracia.(Charla del P. Tello en el Cursillo de Chicas de septiembre de 1974 – 26 al 29 de sept.)

Vida en Gracia

 

(Charla del P. Tello en el Cursillo de Chicas de septiembre de 1974 – 26 al 29 de sept.)

 

Planteamiento de la particularidad de cada una y de la Vida en Gracia que debe vivir cada una.

Quizás a algunas sea un vivir sufriendo, unidas al misterio del Cristo sufriente. Hay quienes no van a vivir en familia, hay quienes van a vivir huyendo de ella, hay quienes encontraron a Cristo casi físicamente, hay quienes están buscando.

La vida cristiana no es un esquema, es diferente para cada uno.

En la casa del Padre comprenderemos lo que estábamos haciendo en nuestro peregrinar.

“Había Alguien lleno de vida, de gozo, tanto, que necesitaba desbordar, tanta hermosura que para poder expresar eso creó todo lo lindo que vemos.

Derramó la hermosura y la belleza y lo hizo con una mujer.

Cuando Dios creó, lo hizo con una mujer. “Antes que se estableciera el firmamento yo estaba con Él y jugaba con el orbe de la tierra”. Una niña que jugaba, un Dios que desborda de fuerza, de Vida y una niña que juega.

“Y mi delicia era jugar con los hijos de los hombres” dice la niña.

Dios creó el mundo enamorado de una mujer. ¿Puede Dios enamorarse? Y de una mujer? No es una figura.

¿Dios se puede enamorar de nosotros?

Eso es la vida cristiana, la vida de uno que ama y que sabe que el Dios fuerte que lo creó todo, vive enamorado.

Esta niñita que estaba junto a Dios, que inspiraba a Dios…

La vida cristiana no es de nosotros solos, es de Dios, de Cristo y nosotros. Es lo que somos capaces de poner en la vida de Cristo, lo que inspiramos a Cristo ¿podemos?

Cuando Dios crea el mundo es un artista inspirado por el amor de esa niña. A lo largo de la historia Dios es inspirado por el amor.

La vida cristiana es como llenar el corazón de ese Dios que creó el mundo.

Esta niñita nace en un pueblo, el elegido por Dios, vive la tradición y los problemas de ese pueblo. Vive allí un pequeño resto que Dios ha cuidado, son los pobres del Señor. Esta niñita nace entre ellos, que por ser pobres son humildes, solidarios con los hermanos, todo lo esperan del Señor.

Vive en la pobreza del que conoce el sufrimiento y la limitación para curar esa pobreza, esa miseria; y vive toda abierta a Dios.

Puede haber vida cristiana sin pobreza? No sé, para María el camino es claro.

La vida cristiana da vuelta las cosas. Pedro es crucificado cabeza abajo, configurado con Cristo ve el mundo al revés.

Esta niñita ve el mundo al revés “los humildes son ensalzados”.

Si se es cabeza dura hay que ser crucificado cabeza abajo. Si se es pobre como María se lo ve desde la pobreza. Subir es bajar.

¿Va mi vida cristiana bien? Hasta qué punto se me dio vuelta la vida?

Esta niñita es Virgen “y el nombre de la Virgen era María”

¿Qué es la vida cristiana?

Esta Virgen que era pobre abría su alma a Dios con sencillez, con pura disponibilidad, con un esfuerzo de pedir, de esperar la salvación para su pueblo. Dispuesta totalmente al Sí.

Dios pronuncia una Palabra, Ella la concibe en su corazón con tanto vigor que se hace carne en su seno. Es una flor abierta esperando una Palabra que es recibida y es “un Hijo, una vida nueva que se nos ha dado”

Sencillez de la vida cristiana: un Dios enamorado, una vida que es humilde, pobre, que de sí no tiene nada, una fecundidad, un fruto para todo el mundo. Vive para la Luz, para el Amor.

Vivir cristianamente es vivir en el gozo de la pobreza de no tener nada que cargue, para estar abierta al Amor.

Es una Virgen que va a vivir desde entonces en la esperanza, no solamente confiar, es esperanza cierta, es la fuerza del que sabe que lo que Dios promete, eso se cumple. No sabe el tiempo y a veces se hace muy largo (Abraham esperando al hijo). Esperanza de la Vida nueva que nace. Espera contra toda esperanza, lo que no quiere decir que no se queje, siente el peso del tiempo, pero tiene la certeza de la promesa.

Esta niñita tiene la certeza de que la Vida nueva que va a dar a los hombres se va a cumplir. Sin esperanza de Vida nueva no tenemos vida cristiana o no es la vida cristiana que Dios quiere para nosotros.

¿Qué es mi Vida? La fecundidad, el amor, el fruto, la vida eterna realizada indefectiblemente. Desde nosotros puede ser una vida angustiada, temerosa. La  Virgen tenía la certeza de que el Amor se daba en su vida.

La vida cristiana no se asienta en mi experiencia, se afirma sólo en el poder de Dios que es omnipotente.

¿Qué va a pasar mañana?

No confiemos en nosotros…, pero atrás nuestro está la vida de Dios “los que el Padre me ha confiado…”

Así vivía la Virgen, no se queda quieta en su casa, llena de esperanza sale apresuradamente a la casa de Isabel. La escena del encuentro… exaltación, alegría

“Feliz porque has creído”. Han creído?

El cántico de María es un grito, un canto.

La vida cristiana es una esperanza firme, indefectible, porque Dios está allí, pero sale, se abre, comparte el gozo de Dios.

Se puede ser cristiano y ser alegre y gozoso en la participación, en la comunión con los hermanos? Lo estamos viviendo.

 

María es mujer, sabe serlo, es pícara. Bodas de Caná.

En la vida cristiana hay que aprender a manejarlo al Señor, sino no somos plenamente mujeres, pero hay que ser humildes como María. Ser mujeres con decisión, no de azúcar. Tener humildad y fuerza para hacer hacer al Señor lo que sabemos, aunque limitadamente, que hay que hacer. Primero animarse a conocer lo que hay que hacer.

 

Es una vida que oscurece, porque está toda en Cristo.

Se ilumina cuando, junto a la Cruz, cuando todos han huido, cuando parece que no hay nada que hacer, está junto a la Cruz, de pié. La frágil niña está firme, de pié.

Para no derrumbarse cuando uno sufre, cuando los demás sufren, hay que estar de pié junto al otro.

En el dolor la Virgen no pierde ni la fe, ni la certidumbre de la esperanza, ni mucho menos la caridad.

En el dolor se abre al universo, el corazón de María se hace de madre, de Madre de todos los hombres.

El corazón no se abre sino rompiendo, María amando recibe algo nuevo, el Hijo que había llevado en sus brazos, que conocía más que nadie. Allí se le muestran la gloria de la resurrección, se le abren los ojos a una Luz nueva.

También nosotros en esta vida, podemos participar de la gloria.

 

Vida cristiana es un Dios enamorado, una chica que cree y espera con firmeza, con fe en la fecundidad de la vida que engendra. Que vive junto al Dios que espera, que lo maneja. Que junto al dolor ensancha su corazón, que siempre va conociendo el rostro glorioso del Señor.

Eso es posible, es una realidad cotidiana para muchos hombres y mujeres cada día, no se puede dudar, lo vemos cada día.



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