Signos en la Iglesia latinoamericana: evangelización y liberación



Eduardo F. Cardenal Pironio
Signos en la Iglesia
latinoamericana: evangelización y liberación 



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Directores de Colección
Fray Gabriel Nápole op - Virginia Azcuy

Signos en la Iglesia latinoamericana: evangelización y liberación
Introducción. Eduardo Pironio,
un teólogo latinoamericano. Tres textos magistrales


1. Eduardo Pironio y nuestra Facultad de Teología

Eduardo Francisco Pironio es un padre de la Iglesia argentina contemporánea y “una de las mayores personalidades de la Iglesia del final del milenio”.1 De su trayectoria recordamos su paso por dos instituciones hermanas de Villa Devoto en Buenos Ai- res. De 1960 a 1963 fue el primer Rector del Seminario Metropolitano surgido del clero secular y, por eso, Praeses –Presidente o Rector– de la Facultad de Teología, asumida en 1960 por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA). Pironio tuvo un rol relevante en la nueva etapa de la Facultad y en los inicios de la UCA.
Su rectorado imprimió al Seminario y la Facultad una profunda mística eclesial por el influjo de su personalidad carismática, su teología contemplativa, su caridad pastoral y su acento mariano. Pironio fue “un teólogo” por su comunión sapiencial y compasiva con el Dios-Amor y por la predicación pastoral que brotaba de su mirada contemplativa. También fue un teólogo en un sentido profesional, por presidir y enseñar en esta Facultad de Teología. Los catálogos de 1961 a 1963 señalan que estuvo acompañado por Lucio Gera (1961) y Ricardo Ferrara (1962/63) como
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1 C. Martini, “Presentación”, en: AA. VV., Cardenal Eduardo Pironio. Un testigo de la esperanza. Actas del Simposio Internacional realizado en Buenos Aires del 5 al 7 de abril de 2002, Buenos Aires, Paulinas, 2002, 7.
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Prefectos de Estudios y por Jorge Mejía como Secretario. Ellos representan la generación refundadora de la Facultad, formada por profesores convocados después de 1957. Pironio fue profesor de Teología Dogmática y Pastoral. En 1963 dictó, junto con Eduardo Briancesco, Jorge Machetta y Lucio Gera el tratado de Deo Uno et Tri- no y tuvo a su cargo la parte especulativa del tratado De Trinitate. También dio la virtud de la esperanza, tema que profundizó hasta el final de su vida.
Pironio vivió centrado en la Trinidad, “la fuente de todos los otros misterios de la fe” (CCE 234). Su enseñanza coincide con la confesión de su Testamento: sentirse “inhabitado por la Trinidad”. En una atmósfera mística saboreó la vida del Dios-Trinidad, lo que san Gregorio de Nisa llamó la Theologia. Comunicó el gusto de experimentar la comunión con el misterio absoluto del Dios Uno y Trino que vive en nosotros. Ya en 1945, el joven Pironio comenzaba sus clases de Literatura Argentina en el seminario de Mercedes con estos versos de payadores del norte argentino: Por ser la primera vez que en esta casa canto, gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Pironio aprendió y trasmitió la ciencia teológica en distintos centros de enseñanza. Hizo sus estudios en el Seminario San José de La Plata, al que llamó “escuela de santidad y de ciencia”, con sus maestros: Straubinger en Biblia, Derisi en filosofía y Rau en teología. De 1944 a 1953 enseñó en el Seminario San Pío XII de Mercedes. También tuvo la experiencia de ser alumno y profesor universitario. Con diez años de ministerio sacerdotal hizo la licenciatura en teología en el Angelicum de Roma, graduándose en 1954 con una disertación sobre “La Paternidad divina en los escritos de Dom Columba Marmion”. Este tema expresa su espiritualidad dirigida ad Patrem. Su admiración por santo Domingo de Guzmán y su conocimiento de santo Tomás de Aquino le dieron una impronta tomista a su perfil teológico. En sus escritos son frecuentes las citas de Tomás, si bien hace teología comentando las Sagradas Escrituras y citando el Magisterio conciliar y latinoamericano.

2. Pironio, la teología argentina y nuestra revista Teología

Los tres textos que se reeditan fueron publicados en la revista Teología de nuestra Facultad. En octubre de 2012 ella cumplirá cincuenta años, lo que es un índice de
Signos en la Iglesia latinoamericana: evangelización y liberación
la madurez de la institución y de su órgano de comunicación. Los vínculos entre Pironio, la teología y la revista son variados.

a) El número 1 se publicó en 1962, durante la primera sesión conciliar. Su contra- tapa indica que salió a la luz siendo Pironio Rector. Luego fue nombrado perito en el Concilio Vaticano II por Juan XXIII y más tarde participó como obispo en las dos últimas sesiones. Pironio está en el origen de Teología. Es un hecho significativo porque él escribió, en los años cincuenta, en las revistas más representativas de la época: la Revista de Teología del Seminario de La Plata y las Notas de Pastoral Jocista de los asesores de la Juventud Obrera Católica (JOC). Ambas expresaron un incipiente pensamiento teológico argentino y la renovación sacerdotal en las vísperas del Concilio.

b) Según Ferrara, Pironio sugirió el nombre de la revista y Gera fue su primer di- rector y quien escribió su magnífica presentación. La revista fue la primera en el mundo llamada Teología.
“En cuanto a la gestación, ¿se sabrá que quien propuso bautizarla con el nombre «Teología» fue quien acaba de irse a la casa del Padre, nuestro querido Cardenal Eduardo Pironio? En cuanto a su nacimiento en octubre de 1962, ¿se sabrá que su primer número vio la luz con una inspirada «Presentación» de su primer Director, Lucio Gera...?”.2

c) Cuando la revista cumplió cuarenta años, recordando aquellos hechos, dedicamos un número completo al cardenal Pironio, ya difunto. Fue un “teólogo” con mayúsculas, con el sentido que tiene el título cuando se lo reserva a grandes doctores. Ese número, preparado en el inicio de mi decanato, tiene estudios de cuatro exdecanos y tres especialistas: Lucio Gera, Ricardo Ferrara, Carmen Aparicio, Alfredo Zecca, Laura Moreno, Carlos Galli y la bibliografía de Marcelo Siri.3

d) Pironio fue un animador de la reflexión teológica argentina. Según testimonios que recogí, fue uno de los inspiradores de la Sociedad Argentina de Teología (SAT). En 1967 fue elegido presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Ecumenismo de la Conferencia

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2 R. Ferrara, “Presentación del número Índice”, Teología 70 (1997) 5.
3 Una visión de conjunto de su teología en C. M. Galli, “Eduardo Pironio, teólogo”,
Teología 79 (2002) 9-42.
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Episcopal Argentina y generó reuniones donde se expresó la necesidad de dar cauce institucional al diálogo teológico. La Comisión convocó a la Primera Semana Argentina de Teología con una carta que se publicó en nuestra revista. Se celebró del 2 al 7 de noviembre de 1970 para “promover y valorar el pensamiento teológico nacional”.4 Allí se fundó la SAT, que en noviembre de 2010 cumplió cuarenta años. Según sus Estatutos, “tiene como fin favorecer la reflexión teológica en todas sus manifestaciones, con particular referencia a la problemática latinoamericana y argentina” (art. 3).

e) Pironio fue un animador de la reflexión teológica-pastoral latinoamericana. Formó e impulsó el Equipo de reflexión teológico-pastoral del CELAM. El grupo elaboró documentos en los que se nota la presencia individual y conjunta de Pironio y Gera, que enriqueció tanto a nuestra Iglesia,5 y testimonia la amistad entre estas dos grandes figuras.6 Pironio tuvo un importante influjo en la Iglesia de América Latina, a la que sirvió de 1967 a 1975. Por su cercanía con Pablo VI, creció su repercusión en la Iglesia universal, que prosiguió en su etapa romana de 1975 a 1999. Durante sus años de servicio en la Santa Sede contribuyó a varios documentos de la Iglesia universal.

f) En el contexto reseñado conviene tomar conciencia de los artículos de mons. Piro- nio en la revista Teología. En 1997 se editó un número con los índices de 1962 a 1997. El índice por autores registra seis artículos de Pironio. Cinco se publicaron de 1968 a 1970, cuando era el secretario general del CELAM. El último salió en 1975, cuan- do era presidente de aquel Consejo. Paradójicamente, no hay ningún artículo de los años en los que fuera rector y profesor de la Facultad.

Los cinco primeros artículos reflejan su preocupación por hacer una teología latinoamericana y acompañar a los hermanos en el ministerio pastoral. Los tres textos
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4 Comisión Episcopal de Fe y Ecumenismo, “Primera Semana Argentina de Teología. Convocatoria”, Teología 17 (1970) 70.
5 Cf. CELAM-Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral, “La Iglesia de América Latina”, SEDOI 24 (1977) 3-73.
6 Cf. E. Pironio, “Carta de amistad desde el corazón de la Iglesia”, en AA. VV., Juntos en Su memoria. 50 años de sacerdocio con Lucio Gera. 1947-1997, Buenos Aires, Abadía Santa Escolástica, 1997, 293-295.
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que se reeditan corresponden a lo que se denomina su período latinoamericano, mar- cado por su servicio como secretario (1967-1972) y presidente (1972-1975) del CE- LAM. Caracteriza a esta etapa su fuerte conciencia eclesial latinoamericana. Arrai- gado en el Pueblo de Dios que peregrina en la Argentina y en su querida diócesis de Mar del Plata (1972-1975), su figura y prédica se difunden por América Latina.

3. Tres textos magistrales sobre la Iglesia latinoamericana en Teología

Este cuaderno de la colección Teología en camino, se titula “Signos en la Iglesia latinoamericana: evangelización y liberación”. Este título abarca tres textos de aquella etapa publicados en Teología, signados por las expresiones: Iglesia latinoamericana, signos de los tiempos, evangelización, liberación. El primer trabajo se sitúa en Medellín en 1968, a un año de que Pironio comenzara a trabajar en el CELAM (1967); el segundo fue una conferencia presentada en una reunión continental sobre educación, en 1970; el tercero fue pronunciado en el Sínodo de 1974, que se expresó en la exhortación postsinodal Evangelii nuntiandi (1975), con la que Pironio colaboró. Los textos se enmarcan en un arco significativo (1967-1975) de nuestra historia y de la vida del autor. Indico la riqueza de los textos, el kairós de sus contextos y la historia de sus efectos.
a) En el decisivo 1968, Pironio fue el secretario de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín. La asamblea, in- augurada por Pablo VI, tuvo ponencias introductorias. La segunda, que seguía a la de Mons. Marcos McGrath acerca de los signos de los tiempos en nuestro continente, fue expuesta por Mons. Eduardo Pironio. Se tituló “Interpretación cristiana de los signos de los tiempos en América Latina”.7 Éste es el primer artículo suyo que aparece en nuestra revista. Otros procuran hacer una interpretación teológica de la situación argentina y latinoamericana, y aportar a la teología y espiritualidad de los pastores.
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7 Cf. E. Pironio, “Interpretación cristiana de los signos de los tiempos en América Latina”, Teología 13 (1968) 135-152.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------El primer texto expresa temas permanentes de Pironio: la Trinidad, el Cristo pascual, el Espíritu en la historia, el hombre recreado por la gracia, la Iglesia-Pueblo de Dios, sacramento de comunión, la hora de América Latina, la misión evangelizadora, la presencia de María, la cruz y la esperanza. Enamorado de Jesús, él predicaba al Cris- to de la Pascua, el Señor crucificado y resucitado. Vivió la cruz como fuente de vida pascual y raíz de la alegría en la esperanza, dos temas conexos sobre los que escribió comentando la frase de San Pablo: “alégrense en la esperanza” (Rm 12,12).

Para interpretar teologalmente los signos de una América Latina en transformación, Pironio acude a una cristología de la historia centrada en la plenitud de los tiempos del Cristo pascual, a una eclesiología conciliar en torno a la noción de sacramento de salvación y comunión, y a una antropología tomista referida a la triple imagen divina en el hombre: en la creación, la gracia y la gloria. Aquí se nota su conocimiento de Santo Tomás, penetrante y sistemático, y su asunción de sus esquemas de pensamiento. En este texto actualiza el tema de los distintos grados de la imagen de Dios en el hombre tal como los expusiera Tomás (ST I, 93, 4). En el ser humano la imagen de Dios se da por la creación, la salvación y la escatología: imago creationis, imago recreationis, imago similitudinis.

b) En Medellín, nuestra Iglesia irrumpió en la historia con una voz nueva. Pensó a la luz de la fe la transformación de América Latina, hizo una primera recepción del Concilio Vaticano II y afianzó el catolicismo de un pueblo creyente, pobre y mestizo. Entre Medellín (1968) y Puebla (1979), la Iglesia latinoamericana fortaleció su identidad, creció en autoconciencia y perfiló su fisonomía.8

El segundo texto que reeditamos se titula “Teología de la Liberación”. Se publicó en la revista Teología en 1970,9 si bien se difundió por muchas publicaciones de la época. Fue uno de los primeros trabajos sobre el tema y se convirtió en un boom antes de que se conociera el libro Teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez. Contiene una honda reflexión bíblica-teológica, de gran envergadura espiritual y
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8 Cf. E. Pironio, “Hacia una Iglesia pascual”, y “Latinoamérica: ‘Iglesia de la Pascua’”, en: Escritos pastorales, Madrid, BAC, 1973, 3-10 y 205-227. Ambos textos fueron publicados en la Argentina en la revista Criterio.
9 Cf. E. Pironio, “Teología de la Liberación”, Teología 17 (1970) 7-28.
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pastoral, que le valió al autor ser considerado uno de los precursores de esta amplia corriente del pensamiento latinoamericano. El texto reflexiona teológicamente sobre las aspiraciones de liberación desde la historia de la salvación que culmina en el Misterio Pascual de Cristo; desde la creación del hombre nuevo recreado por el Espíritu; desde la actividad creadora de la esperanza cristiana en perspectiva es- catológica. Aprovecha el aporte de los Documentos de Medellín y brinda una com- prensión integral de la liberación, tema que Pironio siguió reflexionando.10 Presenta notables formulaciones sobre la misión evangelizadora y liberadora de la Iglesia, que integra la promoción humana, en línea con el documento episcopal argentino de San Miguel (SM IV, 2).

En el post-Medellín, en medio de una década turbulenta, hubo un interesante intercambio entre nuestra práctica eclesial y reflexión teológica, y el magisterio pontificio y sinodal. En este proceso se destacan los aportes latinoamericanos realizados a las asambleas ordinarias del Sínodo de los Obispos en 1971 y 1974. En el primero, la declaración final sobre La Justicia en el Mundo recoge la relación de la evangelización con la justicia y la liberación. En el segundo, hubo una notable recepción de temas planteados por las iglesias latinoamericanas y africanas sobre la evangelización, la cultura y la liberación. Las intervenciones de nuestros obispos en esa III asamblea sinodal expresan el camino pastoral continental recorrido desde 1955, consolidado durante el Concilio y manifestado en Medellín, que se convirtió en una valiosa contribución a la Iglesia universal.

Dos textos expresan los aportes latinoamericanos al Sínodo de 1974. El primero es la respuesta del CELAM al documento de consulta (Lineamenta), preparada por el Equipo de Reflexión y titulada “Algunos aspectos de la evangelización en América Latina”.11 El segundo es la Relatio de Pironio en la primera parte de la asamblea, dedicada a trazar un panorama de la Iglesia en el continente.

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10 Cf. E. Pironio, “Evangelización y Liberación”, Documentación CELAM 105 (1976) 9-18.
11 Cf. Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral del CELAM, “Algunos aspectos de la evangelización en América Latina”, en: CELAM, Evangelización, desafío de la Iglesia, Bogotá, Documentos CELAM 24, 1976, 169-220.
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c) En el simbólico año 1974, doloroso para Pironio y la Argentina, el obispo prestó importantes servicios eclesiales, desde predicar el retiro a Pablo VI al rol que tuvo en aquel Sínodo sobre la evangelización. Como escribí en 2000, la ponencia de Pironio, publicada en 1975 en Teología, 12 simboliza el “original aporte latinoamericano a la Iglesia universal de Medellín a Puebla”.13

Este tercer texto trata sobre “La evangelización del mundo de hoy en América Latina”. Sus grandes contribuciones versan sobre la fisonomía de la Iglesia en América Latina, la centralidad de la evangelización, la riqueza de la religiosidad popular, las aspiraciones de liberación, la pastoral juvenil, las comunidades eclesiales de base, los nuevos ministerios laicales, la piedad mariana latinoamericana, que el autor vivió con tanto amor en su devoción a la Virgen de Luján.

Este trabajo expresa que la iglesia latinoamericana está en el inicio de una nueva evangelización, si bien esa frase ya aparecía en Medellín (MD Men; VI, 8). Pironio plantea la necesidad de “una nueva etapa en la evangelización”, emplea varias veces el término “nueva evangelización”y, asumiendo una clave de la teología pas- toral argentina,14 afirma que “la religiosidad popular es un punto de partida para una nueva evangelización”. Esta afirmación tuvo eco en el número 48 de Evangelii nuntiandi, un texto que tuvo su reflujo en la iglesia latinoamericana hasta la ma- dura reflexión de Puebla (DP 444-469), un clásico de nuestra teología pastoral.15 Otra expresión de Pironio marcó la vida pastoral. Al delinear la fisonomía religiosa y cultural de nuestra región, de México al Cono Sur, dice: “América Latina

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12 Cf. E. Pironio, “La evangelización del mundo de hoy en América Latina”, Teología 25-26 (1975) 155-165.
13 Cf. C. M. Galli, “Pablo VI y la evangelización de América Latina. Hacia la nueva evangelización”, en: Istituto Paolo VI, Pablo VI y América Latina, Brescia, Pubblicazioni dell’Istituto Paolo VI 24, 2002, 176.
14 Cf. J. C. Scannone, “Interrelación de realidad social, pastoral y teología. El caso de ‘pueblo’ y ‘po- pular’ en la experiencia, la pastoral y la reflexión teológica del catolicismo popular en la Argentina”, Medellín 49 (1987) 3-17.
15 Cf. J. Alliende luco, “Religiosidad popular en Puebla”, en: CELAM, Puebla: grandes temas I, Bo- gotá, Paulinas, 1979, 235-266; C. M. Galli, “La religiosidad popular urbana ante los desafíos de la modernidad”, en: C. M. Galli; L. Scherz (comps.), Identidad cultural y modernización, Buenos Aires, Paulinas, 1992, 147-176.

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es un continente esencialmente mariano”. El 80% de los católicos latinoamericanos visita un santuario mariano una vez por año y da testimonio de que María y sus misterios pertenecen a la fe, la cultura y la historia de nuestros pueblos y ciudades.

Eduardo Pironio prestó un servicio a la teología desde la Argentina, en América Latina y para toda la Iglesia. Escribió una página de la historia del pensamiento teológico y la vida pastoral en el país y el continente. Su testimonio, palabra y acción dibujan lo que Aparecida llama “el rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia” (A 100 h) y nos ayudan a realizar el programa conciliar para que la fe llegue a la inteligencia teniendo en cuenta la sabiduría de los pueblos (AG 22b).

Esta publicación conjunta de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y la Editorial Guadalupe brinda tres textos “actuales” de un pionero de la inculturación de la reflexión teológica. Ellos nos ayudan a formar una Iglesia más pascual y misionera, y a pensar la teología católica latinoamericana en la lengua castellana y con una tonada argentina, criolla y lujanense.

Carlos María Galli
Profesor y Ex - Decano de la Facultad de Teología Buenos Aires – Santísima Trinidad – 2011



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