La etica teologica social de Juan Carlos Scannone Emilce Cuda


                                                              Juan Carlos Scannone

Emilce Cuda 


La etica teologica social de Juan Carlos Scannone 


1. Un teólogo en un pueblo

Hablaré del filósofo fundador de la filosofía de la liberación latinoamericana que supo utilizar la mediación de la filosofía para discernir semillas del evangelio presentes en los pueblos, y al mismo tiempo supo utilizar la mediación de la cultura popular para ver, oír y tocar allí por donde pasa Dios hoy en la historia – como repetía incansablemente a sus discípulos. Hablaré del argentino que, comprometido con los problemas sociales de su tiempo, participó de diálogos con líderes sociales, y con militantes de organizaciones políticas y movimientos populares, sabiendo bajar a la realidad el tono ilusorio de los debates políticos, hasta encarnarlos. Hablaré del teólogo que podía hablar herméticamente para sus pares de la alta academia, y al mismo tiempo llanamente para sus pares del Pueblo fiel de Dios. Hablaré del jesuita que sin miedo confrontaba en el CELAM a los obispos latinoamericanos con la urgencia que brotaba de la necesidad por supervivencia de los pueblos hasta hacerlo carne. Hablaré, no del sacerdote octogenario, sino del joven Cachito que siempre llevó dentro; ese que enamoraba a los jóvenes estudiantes-militantes de las universidades públicas y laicas de Argentina, tanto en las aulas como en las noches de tertulia donde ponía concretezza y humor.

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 Emilce Cuda es profesora de Filosofía y Teologia de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

La mayoría de los escritos sobre Juan Carlos Scannone son un trabajo erudito hermenéutico sobre sus escritos filosóficos. Me animo a decir: casi todos, sino todos. Pocos, o ninguno, hablan de esta acción política que en paralelo, y en las sombras, realizó sutilmente a lo largo de su vida. Junto a otros argentinos, como Mario Casalla, funda el movimiento latinoamericano de la filosofía de la liberación, que luego integrará Enrique Dussel. Esto último debería, al menos, despertar la sospecha de que nuestro autor no era solamente un gran filósofo-teólogo, sino también un pastor social, solo que requiere de mucha astucia detectar su olor a oveja. Su sagacidad le permite pasar desapercibido en momentos históricos donde las dictaduras militares perseguían, torturaban, desaparecían y mataban intelectuales supuestamente marxistas, sólo porque se ponían del lado del pueblo.

Scannone supo eludir ese acecho precisamente por que su basto conocimiento le otorgaba la distinción de decir las cosas de otro modo, un modo que no era percibido como revolucionario, pero lo era sin lugar a dudas. Consecuencia de esa máquina de producir terror que fue la persecución ideológica en el sur del sur, hasta último momento en sus conferencias aclaraba que lo suyo no era comunismo” – como si a esa altura de los acontecimientos, fuese necesario. Sin embargo, eso no era solo mecanismo de defensa. Realmente no lo era, como no lo eran ninguno de los teólogos del pueblo en Argentina, país donde la Teología de la Liberación adquiere una modalidad diferente al ser con-formada por el peronismo – el movimiento popular de la comunidad organizada políticamente, y no económicamente, que se diferencia de la izquierda marxista por dos motivos: por reconocer sabiduría en el pueblo pobre trabajador, y por cree que la armonía en las relaciones de producción entre trabajadores y patrones, concretada en el grado de organización y participación de los primeros en los procesos de toma de decisión política en defensa de derechos laborales, sociales y ambientales, era el camino de la paz social. No quiero decir con esto que Juan Carlos fuese peronista, pero tampoco estoy diciendo que no lo fuese porque, peronismo, no refiere a una estructura partidaria sino a un modo cultural de organizarse del pueblo-pobre-trabajador en la periferia, a los bordes del capitalismo, primero industrial y luego financiero. No debe olvidarse que la Iglesia Católica es primero antiliberal que antimarxista, algo sobre lo que investigue y publique en mi (Cuda 2010).

No hablaré aquí del pensamiento filosófico-teológico, ejecutado en sintonía fina, por cierto, de Juan Carlos Sacnnone, porque ya publiqué eso en mi último libro – corregido y prologado por él mismo , al que remito para detalles técnicos sobre sus fundamentos sólidos en ambas disciplinas (Cuda 2016). Categorías como circumincessio analectica son ineludibles para entender su pensamiento, y seguro muchos colegas lo harán, como también lo he hecho. Hablaré de su discurso ético teológico social, el cual: explica mejor al actual Papa latinoamericano; da argumentos evangélicos y magisteriales sólidos para la acción de una Iglesia misionera y un pueblo organizado; y sensibiliza a los jóvenes constructores de una nueva cultura del encuentro ecológica. Una cultura liberadora del Enemigo, del único enemigo del ser humano, que no es persona por estar allende de la relación entre personas: mercado absoluto.

Tomaré una de las últimas obras de Juan Carlos Scannone dónde, según mi modo de verlo, se manifiesta su ethos revolucionario – antes que su pathos del filósofo , consistente en estar en y con el pueblo. Se trata de La ética social del Papa Francisco (Scannone 2018), publicado en el 2018 – un año antes de su fallecimiento , como parte de una serie de pequeños libros escritos por un elenco internacional de autores, quienes tenían como objetivo aportar claridad al magisterio pontificio del actual Papa latinoamericano. Me interesa especialmente esta obra porque considero que da argumentos contundentes para aquellos que aún hoy, y en tono acusatorio, siguen diciendo que hablar de problemas sociales y económicos no es hacer teología moral social, sino política – como si ocuparse de lo político fuese algo malo, como si la ética teológica sólo se ocupará de bioética, y como si la ética teológica social no fuese teología. Espero que la palabra autorizada de uno de los grandes pensadores de la Iglesia mundial

– quien además ha dado probadas señales de saber utilizar la mediación filosófica para hacer teología , sea suficiente para despejar ese criterio reducido de pensar que la teología sólo es filosófica, sin ver que todas las disciplinas, y todos los saberes, son instrumentos para una teología liberadora de las personas, de los pueblos, y ahora también de la hermana madre Tierra.

No resulta fácil distinguir en los textos de Juan Carlos Scannone su propio pensamiento, quizás porque lejos del narcisismo que caracteriza, a veces, a los intelectuales, supo articular su discurso en el discurso del magisterio y del Pueblo fiel de Dios. A simple vista aparece como una reconstrucción minuciosa de citas escogidas eruditamente del corpus magisterial pontificio social de todos los tiempos, y de notables filósofos y teólogos. Desde esa primera aproximación a la obra del profesor de Bergoglio – título que le otorga el pueblo, pero que él rechazaba , uno puede concluir dos cosas. La primera, que esa táctica le permite hablar desde la Teología del Pueblo sin aparecer como el” Teólogo del Pueblo, evitando así ser prejuzgado políticamente, ya que todo lo que él dice, estaba dicho, y por tanto avalado en los documentos citados. La segunda, que realiza artesanalmente un hilvanado de frases y conceptos como espacio propicio para que su palabra aparezca para quienes quieren y tienen el tiempo de practicar una aguda hermenéutica sobre esos textos.

Sin embargo, según mi modo de verlo, la obra de Scannone no se trata de un trabajo artesanal, donde su pensamiento, el propio, aparece escondido en el discurso por temor al castigo, sino de la práctica comunitaria e histórica – es decir, pública y social , de la constitución discursiva de la persona como sujeto político. Eso significa tres cosas: (I) que no hay individuo, ni persona, antes, ni por fuera, de un sistema de relaciones sociales; (II) que esa relación constitutiva de la persona o sujeto se da estando en la cultura que es lenguaje como sistema de relaciones capaz de articular de demandas y anhelos sociales, traccionado por un sentido o significante construido en el discurso; (III) que la constitución de la persona como un pueblo – es decir, el paso del sujeto social y/o comunitario al sujeto político , es el acto/momento decisivo, y no el resultado, de asumir una posición en el discurso colectivo que clama por justicia. Esta es la posición discursiva del sujeto político que solo se alcanza en la unidad, es decir, cuando constituye pueblo.

La persona como sujeto político, según la filosofía y la teología del pueblo, se constituye estando en el pueblo; y ese estar es un estar-en-el- discurso-popular, es decir, el que articula el clamor o la demanda por justicia social, es decir por la vida como necesidad y anhelo, que siempre es el reclamo del pueblo-pobre-trabajador. Como la demanda por justicia social es constitutiva de la prédica cristiana evangélica, entonces, el sujeto político es al mismo tiempo sujeto teológico. Dicho de otro modo, el punto de partida de la filosofía y la teología de la liberación de un pueblo es la realidad de anonadamiento de los sectores empobrecidos – es decir, la mística popular – por el actual sistema de relaciones que son económicas y no ecológicas. El teólogo del pueblo no parte de la idea, sino que articula sus principios de fe con el clamor que emerge del sensus fidelium. Se hace uno con el pueblo, y desde allí busca en el evangelio, la tradición y el magisterio, el criterio para discernir en esa realidad de sufrimiento signos de los tiempos que actúan como significantes de sentido traccionando la articulación de clamores inconexos, y que puedan ser considerados realidades divinas, es decir el actuar hoy de Dios en la historia.

El modo de escribir de Scannone sigue su modo de hablar. Basta con ver algunas de sus conferencias y prestar atención a la palabra acentuada en medio de una larga cita. En la escritura lo hace resaltando esas palabras en itálica. Si uno sigue detenidamente ese énfasis, su pensamiento aparece y dice. Imitando el saber de la cultura popular que se dice de manera oculta y visible al mismo tiempo. Juan Carlos Scannone deja su propio legado al mundo. Si no se tiene en cuenta este detalle, su obra no pasará de ser una síntesis del pensamiento teológico y filosófico latinoamericano; pero hay mucho más allá de lo que se ve a simple vista. Si no lo hacemos, pasará a la historia como el profesor del Papa Francisco, sin embargo era mucho más que eso – título que, por cierto, negaba, en defensa del Papa. Los invito a ver por dónde pasa Scannone hoy, en sus propios textos. Considero que su libro sobre ética social, en el cual habla de la ética social del Papa Francisco, es su obra más acabada respecto a pensar lo político desde lo teológico y lo teológico desde lo político.

El esquema general del libro en cuestión intenta dejar en claro de qué se ocupa, cómo se fundamenta, y qué método sigue la ética social teológica. Esa ética se ocupa, por misericordia, de la única crisis social, la que produce el pecado encarnado en las estructuras humanas; se fundamenta en el evangelio de Jesús, y sigue el método de discernimiento ignaciano. Hasta acá, parecería no haber diferencia con el resto de los filósofos y teólogos de la liberación latinoamericanos. Sin embargo, la novedad está en que desplaza, por ana-logía, el método de discernimiento desde lo personal a lo social, y con eso: el sujeto de discernimiento pasa a ser colectivo; el Pueblo fiel de Dios, sede de sabiduría, en tanto Iglesia; y los pobres y excluidos, el Pueblo fiel de Dios. Como se trata de ética, su discurso es situado, es decir que versa sobre lo que aquí y ahora acontece; y como se trata de una ética teológica, intenta discernir allí por dónde pasa Dios hoy” – tal y como lo decía Scannone.

El filósofo-teólogo de la liberación ve” que asistimos a una crisis, que es humana y ambiental, y requiere de la opción por una misericordia eficaz. Eso implica construir una ética social que no solo se ocupe de los contenidos, es decir del evangelio de la misericordia, sino también del método, que para Scannone debe ser el discernimiento espiritual en y con el Pueblo fiel de Dios.


2. La ética social a partir de la teología del pueblo 2.1 La nueva Buena Nueva de la misericordia eficaz

Puede resumirse toda la ética social de Scannone – reconstruida a partir del discurso del Papa Francisco, de la Teología del Pueblo que contiene a ambos, y de la espiritualidad ignaciana – en dos palabras:

misericordia eficaz. Es decir, misericordia puesta en práctica de manera social e institucional. Con Francisco comienza una nueva Buena Nueva – según Scannone esta es la dimensión social de la misericordia que se presenta – según mi modo de verlo – como otro modo de lógica legislativa, jurídica y eficaz. Para explicar esta nueva Buena Nueva que trae Francisco, Scannone recuerda al lector que la misericordia es el hilo conductor del cristianismo, porque Cristo no solo predica sobre las relaciones entre los hombres, de los hombres con Dios, entre las distintas partes del pueblo y entre los pueblos, sino también sobre el Reino que es social y público. Esa prédica convoca a una cultura de la misericordia que consiste en un amor concreto, visceral. Por eso mismo el cristianismo tiene una dimensión social, antes que religiosa, y de eso se ocupa la enseñanza social de la Iglesia. Scannone habla de una opción por la misericordia, que va más allá de los contenidos evangélicos sobre qué es misericordia, tornándose en acción social eficaz a partir del método teológico del discernimiento espiritual practicado por el pueblo como sujeto colectivo (Scannone 2018: 13-26).

Como se trata de una crisis con dos caras – humana y ambiental , Scannone construye en ambos casos los argumentos teológicos – desde el evangelio, la tradición y el magisterio, con la mediación de la filosófica, la economía y la política , que justifican la ética social como práctica teológica legítima. Primero se ocupará de los pobres y excluidos, y luego de la Casa Común.


2.2 La opción preferencial y solidaria por y con los pobres: la dimensión social es constitutiva de la evangelización

La opción preferencial y solidaria por los pobres – como la llama Scannone , es solidaria porque es con los pobres – ellos disciernen el modo eficaz de poner en práctica a nivel comunitario la misericordia. Su proposición es clave, no solo para entender la Teología del Pueblo, sino también el magisterio social pontificio del Papa Francisco. Una Iglesia pobre para los pobres implica volver a poner en relación el evangelio con la promoción humana, como en los orígenes, porque el amor-misericordia es constitutivo de la misión. De ese modo, la misericordia se manifiesta concretamente como lucha contra la injusticia social que padecen los pobres y excluidos. Scannone muestra, en la historia reciente, cuando se debatió si el tema de si lucha por la justicia era parte constitutiva o solo integral de la evangelización. Confirma que se arriba a la conclusión de que la lucha por la justicia es constitutiva de la evangelización, es decir que conforma la dimensión social de la evangelización. Esto le permite afirmar que la evangelización no es simple religión o cultura, sino que trata de lo concreto; es decir que, por amor, la evangelización entra en detalles – históricos, políticos, económicos , para que la misericordia sea eficaz. Como se dijo ya, la misericordia eficaz es el contenido de la evangelización, y el discernimiento es el método. Ese discernimiento se realiza sobre lo concreto, sobre los detalles sociales para ver allí los signos de los tiempos; y ese discernimiento no es individual sino comunitario (Scannone 2018: 27-30).

La dimensión social constitutiva del Evangelio tiene tres áreas de discernimiento y acción concretas: (I) la inclusión social; (II) la economía; (III) el diálogo cultural. La inclusión social, como área de evangelización, se fundamenta teológicamente en el destino universal de los bienes, y en el pobre como lugar teológico. En cuanto a la función social de la propiedad, esta se extiende a todos los bienes producidos gracias el saber acumulado mediante el trabajo, históricamente, por toda la humanidad. Por eso mismo es un derecho inalienable de los hombres y de los pueblos, ya que el trabajo y el puesto de trabajo de los seres humanos – la tierra, de acuerdo con Laborem Exercens por ser condición irremplazable para la perfección de la dignidad humana – es decir, de su promoción (Scannone 2018: 32 ss).

En cuanto al pobre, como locus teológico o categoría teológica, Scannone lo fundamenta en el sensus fidei, o instinto de fe, que según este autor lo recibe como unción baustismal todo cristiano, y le permite desarrollar una sapiencia que, en el caso de los pobres y excluidos, se produce comunitariamente mediante una mística popular. Esa mística popular es lucha contra la injusticia, es decir praxis evangélica que busca misericordia eficaz – es decir, solidaria – por su misma constitución – como se dijo anteriormente. Esto hace que los pobres sean el lugar al cual contemplar para encontrar allí lo que nos dice Dios hoy. De ese modo, para Scannone, los pobres son sujetos activos privilegiados de la evangelización, y de ellos vendrá la conversión espiritual que se espera (Scannone 2018: 33-37; Rush 2017: 299-325).

En cuanto a la economía, esta economía mata, y la causa está en la absolutización del mercado. Según Scannone, eso ocurre cuando se invierte la relación entre economía y política. Naturalmente la política debería ocuparse del bien común como fin, y la economía de los medios eficaces para conseguirlo. Eso significa que la economía está subordinada a la política. Sin embargo, dice Scannone, una ilusión ideológica invirtió la relación, poniendo a la economía de mercado como regla absoluta de la vida. En esta inversión está la raíz de la injusticia social que impide la inclusión. Por eso, el diálogo social pasa a ser imprescindible, porque ese sistema económico que sostiene sobre una crisis de compromiso comunitario por el mismo generada (Scannone 2018: 38-42).


2.3 El protagonismo de los pobres y excluidos organizados en movimientos populares es el nuevo signo de los tiempos

Cómo recuperar el protagonismo social de los pobres y excluidos, pasa a ser el tema prioritario de la ética social teológica de corte latinoamericano. El modo de hacerlo, según Scannone, es ver por dónde pasa Dios hoy, es decir, ver dónde ya está operando porque, donde abundó el pecado, sobreabunda la gracia. Ese signo de los tiempos, para nuestro autor, son las organizaciones populares porque, al luchar contra la injusticia social que impide la dignidad humana, están poniendo en práctica, y de manera protagónica, la dimensión social constitutiva de la evangelización. Por eso, la opción preferencial por los pobres, es con los pobres, ya que su organización, en tanto estructura solidaria por el bien común, los convierte en sujeto colectivo activo en la Iglesia y en la sociedad. Es la iglesia de los pobres, la que está actuando como corazón practicante – misericordioso y misericodiante – de la Iglesia, y de ese modo la Iglesia se autoevangeliza. Los pobres organizados son los protagonistas de la nueva evangelización de la misericordia. En ese sentido, la Buena Nueva, viene de la periferia (Scannone 2018: 42-43).

Scannone pensaba que la actual situación de crisis es el Kairós, es decir, la situación propicia para que los pobres organizados mundialmente, se constituyen en la fuerza histórica, en los actores del cambio. Incluso, retomando el concepto del Papa Francisco, dirá que los pobres son actores- poetas porque crean historia, es decir, producen el cambio histórico. Lo cual implica su participación en lo Político – es decir su participación en los procesos de toma de decisiones, y no solo en la política como sufragio. Su tarea política para la restitución del bien común implica: el reconocimiento de las tres T como derechos inalienables; la abolición de los neocolonialismos; el límite a los medios de comunicación globales; y los derechos de los migrantes. Esta tarea parecería imposible salvo que se considere el dínamo que representa la mística popular, capaz de producir una conversión afectiva entre los pobres y excluidos, de modo que la emoción comunitaria se transforme en acción comunitaria. Según Scannone, el aporte de la Iglesia a la crisis consiste en: el rol histórico que le otorga a los pobres como protagonistas del cambio; y el acompañar sus luchas por la justicia (Scannone 2018: 43-56).


2.4 El cuidado de la casa como custodia institucional ecológica y, prioritariamente, económica

En cuanto al cuidado de la casa común – la otra cara de la crisis , Scannone distingue economía, en tanto administraciones de los bienes comunes, de ecología, en tanto cuidado de esos bienes. Lo primero acá

debe ser, desde una teología de la creación, fundamentar la afirmación categórica de que la tierra no puede ser propiedad absoluta de nadie. Por consiguiente, el destino común de los bienes es la clave de todo ordenamiento social. Eso implica desenmascarar el paradigma tecnocrático poner en valor el trabajo, tanto manual como intelectual, para que el bien común prioritario sea la creación de puestos de trabajo. El absurdo social es el fin del trabajo; eso es corrupción cultural. Una ecología integral, entonces, por lo dicho respecto al valor del trabajo, es económica, y no meramente socio-ambiental. Por consiguiente, una ecología integral es de carácter institucional, ya que implica una ecología de la cultura que ponga en diálogo la ciencia con la sapiencia (Scannone 2018: 57-71).

Eso se explica si se define el bien común como condiciones sociales que garanticen la perfección de lo humano, es decir su dignidad. Esas condiciones sociales son derechos inalienables para todos, lo cual es fin de lo político y esto tienen el deber de custodiarlo la sociedad y, principalmente, el Estado. Una ecología cultural implica diálogo para una cultura del encuentro. Ese diálogo es de carácter: internacional – porque las soluciones son globales ; nacional y local; entre la política y la economía – considerando que las finanzas no es riqueza; y entre religión y ciencia – para cambiar la lógica imperante. Cambiar la lógica implica un cambio espiritual y educativo. Eso significa un nuevo estilo de vida que permita, por un lado, salir de sí al otro. Por otro lado, la presión de los de abajo sobre los grupos de arriba para abrir un diálogo que permita nuevamente una economía social de mercado mediante alianzas que defiendan armónicamente intereses de ambas partes – alianza que hoy debe darse a nivel global. Todo esto requiere de una educación de los hábitos de cuidado, y de una sensibilidad estética. Eso es una conversión ecológica, es decir, vencer la lógica de la razón instrumental. Se trata de una conversión comunitaria cuyo fundamento está en la relación subsistente de las personas divinas a imagen de la cual se crea el mundo con estructura trinitaria. Esa estructura es la clave para leer la realidad y discernir soluciones a la crisis (Scannone 2018: 72-86).


2.5 Discernimiento personal y social de los signos de los tiempos: el Pueblo protagonista

2.5.1 Discernimiento eclesial de los signos de los tiempos

Según Scannone, el método teológico de la ética social del Papa Francisco es el discernimiento. Método que fue reconocido por Juan XXIII en Mater et Magistra (236): ver, juzgar, actuar. Pero ¿Qué significa discernir socialmente? Es identificar los signos de los tiempos eclesialmente, es decir, poder distinguir entre los acontecimientos históricos aquellos que pueden ser identificados como el modo en que la voluntad de Dios ya está operando en la historia – porque donde abundó el pecado sobreabunda la gracia , y luego interpretarlos evangelicamente para saber qué y cómo actuar (GS 4; Scannone 2018: 88).

Discernir sobre los signos de los tiempos es la visión social de la teología – como teología moral social o ética teológica. Observa Scannone que, a partir del Concilio Vaticano II (GS 11), y del Papa Francisco, el acto de discernir la voluntad de Dios en los signos de los tiempos es una tarea teológica, pero también teologal porque es descubrir la voluntad de Dios en la historia – de una comunidad constituida, y pensar – con la comunidad , soluciones plenamente humanas” (GS 11; Scannone 2018: 89).

El discernimiento lo hace el Pueblo de Dios, movido por la fe, y cree que quien lo conduce es el Espiritu del Senor” (GS 11). Respecto a los signos de los tiempos, dice Scannone que el sujeto de discernimiento no es un individuo sino el Pueblo fiel de Dios – así lo llama Francisco ; es decir, la Iglesia como cuerpo que tiene a Cristo como cabezaAhora, el Pueblo, según Scannone analizando Gaudium et Spes desde la Teología del Pueblo, evidentemente no considera, como signo de los tiempos sobre los cuales discernir, sólo el acontecimiento objetivo – por ejemplo la Pandemia

Covid19 , sino también las exigencias sentidas y los sentimientos y deseos subjetivos que eso produce en las personas afectadas – es decir, las demandas sociales que ese acontecimiento objetivo genera y constituyen al pueblo como sujeto discursivo” – un pueblo , en la medida que logran articularse en la unidad de la decisión, momento en que los clamores sociales por supervivencia pasan a ser demanda política por derecho a la vida digna , y la comunidad pasa a ser un pueblo como sujeto político, por un momento, el de la decisión de reclamar (Laclau 2005).

Vale decir que, los signos de los tiempos son los sentimientos manifestados por un pueblo en respuesta a un acontecimiento subjetivo, y no el mero acontecimiento objetivo; además, no se trata del sentir solo de los cristianos, sino también de sus contemporáneos. Sin embargo, advierte Scannone como buen jesuita, en esos sentimientos debe distinguirse entre signos verdaderos signos ilusorios. El criterio precioso para distinguirlos es – según Scannone siguiendo el concepto de soluciones plenamente humanas” (GS 11) , el grado de humanización deshumanización que esas soluciones puedan producir, de ser consideradas para la acción. Dicho de otro modo, la eficacia en términos de grado de humanidad, es lo que confirma el verdadero discernimiento (Scannone 2018: 89).


2.5.2 Discernimiento personal ignaciano

Según Scannone, el Papa Francisco toma en consideración el concepto guardiniano de vocación, llamado personal o kerygma, que Dios hace a cada persona en la vida. Dicho de otro modo, se trata de la voluntad de Dios para cada uno y cada una. Voluntad posible de cumplirse porque, como las dos manos del Padre, dice Scannone, el Espíritu opera (en el interior) y Cristo conduce – en su imitación (Scannone 2018: 90).

Discernir se trata, entonces, de buscar una consonancia” entre las emociones subjetivas positivas que hace el Espíritu en el interior de cada uno – las que dan paz y armonía , y la contemplación objetiva de los misterios de Cristo. Esa contemplación evangélica puede hacerse, según Scannone, tanto en la lectura de las Sagradas Escrituras como en la lectura de los signos de los tiempos interpretados como un texto. Dicho de otro modo, discernir consiste en un procedimiento histórico, dinámico, contextuado y abierto [...] universalmente valido [...] universalidad situada y analógica” – por el cual se sabe si la decisión de la acción: está movida por el Espíritu Santo actuando en el interior como un operador eficaz; y si está en consonancia con la imitación de los misterios de Cristo (Scannone 2018: 91).

Un kerygma, vocación, o llamado existencial, es una palabra viva, y la vida una sucesión de encuentros, desencuentros y reencuentros con ese llamado – algunos en consonancia, otros en disonancia. Eso hace a una vida: experiencias de consolación y desolación. Ese kerygma existencial, según los ejercicios ignacianos tal y como lo cuenta Scannone, pasa por tres tiempos: 1. Tiempo de vocación, llamado o kerygma – en el caso del silogismo práctico esto sería el objetivo dado; 2. Tiempo de discernimiento donde, de acuerdo a consonancias y disonancias, se hace la elección – momento de la deliberación ; 3. Tiempo de la confirmación efectiva, de dar razones de paz y armonía que justifiquen la acción. Francisco, según Scannone, lee a partir de este misterio situaciones sociales de los pobres en las que se esperaría muerte, desesperación y violencia, y en cambio, gracias al amor que ‘puede más’ (LS 149), se da gratuitamente abundancia de vida [...] como signo de la presencia comunitariamente salvadora de Dios. Nuestro autor dirá que la conformación de este acontecimiento es pascual” (Scannone 2018: 93).

Sin embargo, en el segundo tiempo, el del discernimiento, puede producirse un engaño – eso es la tentación que merece misericordia. El buen discernimiento supone un apetito recto, y ese es el que está liberado de ideología. Scannone entiende la ideología como una construcción ilusoria que muestra el mal bajo especie de bien. Cuando se discierne desde esa ilusión – el mal con apariencia de bien , las decisiones no son efecto de una persona mala ni mentirosa, simplemente son el efecto de unautoengaño, de quien eligió el mal pensando que estaba eligiendo el bien

porque así se lo exhibió la razón para ser juzgado – algo muy en sintonía con la posición de Kant en la Crítica del Juicio, aunque Scannone cita a Aristoteles, Ética Nicomaquea, VI.7. Según mi modo de verlo, por ese motivo la Buena Nueva es la lógica de la misericordia, capaz de no condenar al iluso – con él se es misericordioso y se busca liberarlo de la ilusión , y al mismo tiempo capaz de desenmascarar y condenar la estructura de pecado desoladora que esa decisión engañosa produjo. De todos modos, en el ámbito de lo social, y en contexto de hegemonía mediática adversa al desarrollo humano, quizás valga la pena reflexionar si en ese plano se trata de autoengaño o de engaño cultural (Scannone 2018: 94).

¿Cómo no caer en la ilusión ideológica? Aquí entra en juego la sabiduría de un pueblo. La sabiduría la define Scannone como resultado del ejercicio amante – ejercicio que practica, notablemente, la facultad del entendimiento. Eso significa que por afecto – es decir, por amor, por pasión en tanto capacidad de ser afectado, apasionado; por puro pathos – , se logra la connaturalidad afectiva (EG 125), que hace posible el conocimiento sapiencial – que se da por sapere, por saborear ; un conocimiento que no juzga sino que ama la vida como viene” (Scannone 2018: 94).

Sin embargo, hasta ahora, lo dicho no aclara por qué el pueblo no se autoengaña o ilusiona. Esto es posible – en el Pueblo fiel de Dios, desde la perspectiva evangélica , porque todo cristiano recibe en el bautismo la gracia que, a modo de unción – dice Scannone, citando a Francisco (EG 119, en paralelo con GS 11) , otorga el sensus fidei, el cual no es otra cosa que el instinto de fe que permite distinguir la verdad de la ilusión. Es la connaturalidad afectiva con las realidades divinas a partir de la cual va adquiriendo la sabiduría, como sentir sapiencial sentir inteligente, la capacidad intuitiva de capar los signos de los tiempos, es decir, las realidades divinas que en ellos se manifiestan (Scannone 2018: 95).

Esa unción dota de las virtudes infusas a los sujetos de un pueblo para discernir – tal y como lo dijo el Papa en su primera catequesis del 5 de agosto del 2020. Digo sujetos de un pueblo porque, si bien el pueblo en sentido absoluto no es sujeto, tampoco el individuo allende de un pueblo lo es, ya que la creación, a imagen y semejanza de su creador, tiene estructura trinitaria lo cual significa que la persona, como sujeto en términos modernos, se constituye en la relación. Por eso Scannone habla de que el discernimiento es tarea de la Iglesia en cuanto su sujeto, conducida por el Espíritu de Cristo y operada por el Espíritu Santo, lo que le daría unidad como pueblo. Algo no muy diferente a la unidad discursiva planteada, desde la teoría política posmarxista de corte nacional y popular argentina, por Laclau entre otros, mencionada anteriormente. La búsqueda de la unidad es la clave de la política como participación de un pueblo; en un caso es unidad discursiva, en otra unidad amorosa. Sin embargo, aun en la teoría política, una mera unidad discursiva por intereses no constituye pueblo sino mero populismo – de derecha , mientras que un pueblo se constituye en unidad discursiva a partir de necesidades y anhelos compartidos por un pueblo en el que debe reinar el amor y la igualdad. Una especie de pathos divino.

El sensus fidei genera otro modo de conocimiento distinto al de la ciencia, al que Scannone llama sapiencia. La sapiencia que genera el instinto de fe permite distinguir el buen espíritu – la verdad consoladora, pacificadora social, paz en la justicia, la llama Scannone , de los malos espíritus – desoladores, desordenadores sociales. Dicho de otro modo, el instinto de fe otorga – a la persona en tanto sujeto constituido en el discurso amoroso que da unidad a un pueblo – la sapiencia suficiente para poder distinguir la lógica social verdadera teo/lógica que proviene de Dios Padre creador y providente, de la lógica social ilusoria ideo/lógica que proviene del falso dios o ídolo que busca expropiar y así desordenar la creación. Esto último permite a Scannone – explicando al Papa Francisco , hacer el paso analógico del discernimiento personal al social.

3. Discernimiento social bergogliano

El salto que da el Papa Francisco es la transferencia del ejercicio del discernimiento en el nivel de la historia personal al de los signos de los tiempos en el nivel de la historia eclesial y mundial. La regla es la misma: discernir espíritus – el buen espíritu de consuela de los malos espíritus que desolan. De ese modo se puede saber la voluntad situada de Dios – al margen de las reglas doctrinales (AL 300). Los signos de los tiempos son situaciones características de toda (general) una época (situada). Sobre eso se aplica el método: ver interpretando; juzgar discerniendo; actuar en consonancia con la voluntad divina. Esos signos se hacen evidentes porque surgen como señales de vida donde solo parece haber muerte. Los movimientos populares son, según Scannone, un signo de los tiempos por su carácter creativo donde todo parece infértil. Del hacinamiento, de donde solo parece que puede emerger violencia, surge la experiencia de salvación comunitaria que se gesta por lazos amorosos (LS 149; Scannone 2018: 99).

Scannone llama a este paso del discernimiento individual al social: transfer analógico. Lo que ocurre socialmente es unión de ánimos – así lo llama Bergoglio , apaciguando el conflicto existencial. Eso es posible por lo que Guardini llama dialéctica de contrarios que, manteniendo la tensión logra unidad en una síntesis superior en tanto armonía de criterios. Dicho de otro modo, se trata de integrar, esa es la lógica evangélica, la que no margina sino que une por compasión. Esa es la lógica de la misericordia, la que condena el pecado contra el bien común, pero no a los pecadoresdesenmascara las tentaciones que aparecen bajo especie de bientanto a nivel individual como de la historia global (EG 93-97)” (Scannone 2018: 99).

Lo dicho explica los cuatro principios bergoglianos sobre los que volvía una y otra vez Scannone. El tiempo es superior al espacio porque se inician procesos antes que determinar territorios. La unidad es superior al conflicto porque se trata de armonía, no de marginación. La realidad es superior a la idea porque en ella está encarnada la sabiduría y la idea es una ilusión engañosa. El todo es superior a la parte porque lo que importa son los movimientos populares capaces de integrar a todos los excluidos en la lucha por la justicia social, no los partidos que luchan por intereses de clase (Scannone 2018: 99-107).

La clave está en la armonía de las partes desproporcionadamente diferentes, como síntesis. En la conciliación de los opuestos contrarios. Jesus, Dios-Hombre dos naturalezas desproporcionadamente diferentes en una persona. La Trinidad, tres personas en una naturaleza.

Referencias

Cuda, Emilce. 2010. Catolicismo y Democracia en Estados Unidos. Buenos Aires: Agape. ______. 2016. Para leer a Francisco: Teología, Ética y Política. Buenos Aires: Manantial. Laclau, Ernesto. 2005. La razón populista. Buenos Aires: FCE.
Concilio Vaticano II. 1965. 
Gaudium et Spes. Roma: Vaticano, (GS).

Ss Papa Francisco. 2013. Exhortacion apostolica Evangelii Gaudium. Roma: Vaticano, (EG). ______. 2015. Carta enciclica Laudato Si. Roma: Vaticano, (LS).
______. 2016. 
Exhortacion apostolica Amoris Laetitia. Roma: Vaticano, (AL).
Scannone, Juan Carlos. 2018. 
La ética social del Papa Francisco. Buenos Aires: Agape.

Rush, Ormond. 2017. Inverting the pyramid: the sensus fidelium in a synodal church. Theological Studies, Santa Clara, v.78, n. 2, p. 299-325.

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