En la construcción de un Frente Amplio Democrático


Por Luiz Alberto Gomez de Souza




En las últimas semanas, vivimos un cierto movimiento de toma de conciencia ciudadana. Hubo como un despertar de algunos sectores de la población, que se dieron cuenta de un peligro inminente. Es lo que se ha llamado una posible vuelta electoral. Expresiva en las grandes ciudades, con personas de todas las edades, pero particularmente entre jóvenes y mujeres. Tiempo corto, que no impidió la derrota de nuestro candidato Haddad, sino que mostró un movimiento sano en la sociedad y que podría servir para diseñar un camino futuro. Por la calle, en el momento de la votación, aquí en Río, había un gran número de bottons 13, de personas de una alegría contagiosa. Del otro lado, una cierta perplejidad, frente a una victoria que ya no parecía tan fragorosa. Sin embargo, fue una amplia mayoría, de alrededor del 12%. En San Pablo, ella fue enorme. En el caso de las mujeres, así como fuertes movimientos sindicales. Y ahora es el centro del conservadurismo. En el plano nacional, en relación a las últimas encuestas, fue cayendo la diferencia entre los dos candidatos, pero no llevó a una inversión en el resultado final. Hay como dos Brasis, el del nordeste, donde ganó Haddad y las otras regiones. Tenemos, en este momento, algunos ingredientes básicos con que preparar un programa de acción política para el futuro.
No puedo dejar de recordar en el pasado dos momentos traumáticos para el país: la elección de Jânio y su escoba y de Collor con la denuncia de los marajás, dos presidentes sin equilibrio ni apoyo político. Recibieron el voto de sectores de clase media, como ahora, pendientes de un discurso anticorrupción. Una ética necesaria venía a un moralismo simplificador y engañoso. Por otra parte, la falta de ética de estos dos presidentes fue evidente, en la vida privada y pública. ¿Estaremos repitiendo el mismo error, con los mismos apoyos?
Bolsonaro aprovechó el terrible atentado para posar como víctima o para eximirse de debatir y de presentar un programa de gobierno mínimamente coherente. Y entonces, así, periodistas a sueldo, se lanzaron como buitres contra la doble democrática. Recordemos la valentía de Manuela ante preguntas mal intencionadas en un programa rueda viva. O en el mismo programa la claridad de estadista de Fernando Haddad. Antes, él fue agredido con violencia por una doble rabiosa, que no hacía preguntas pero desencadenaba acusaciones sin prueba.
Me gustaría reflexionar sobre lo que está sucediendo en el país. Vivimos un tiempo de división profunda, marcada por la intolerancia, e incluso hay que decir, con la contribución apasionada de compañeros de nuestro lado. Familias, amigos, colegas, entraron en shock y quedó difícil la convivencia. La sociedad se enfermar. Cómo para recuperar lo que el Inglés llamar la cordura ? Hay una lección que debemos tomar para nuestro lado democrático. No podemos caer en el síndrome paralizante de la decepción y de la derrota. Pero, sobre todo, no deberíamos reaccionar con agresividad y rencor, por más que pudiera haber razón de sobra, al descubrir un trabajo criminal de falseamiento de la realidad y de construcción de slogans absurdos.
Lo curioso es que muchos votaron en Bolsonaro en nombre de lo nuevo en la política. Increíble la falta de memoria. Este ciudadano fue diputado en más de una legislatura, obscuro, inmerso hace tiempo en el grupo informe del llamado bajo clero. Apareció para la opinión pública aquella noche lamentable, capitaneada vengativamente por Eduardo Cunha, en el encaminamiento del impeachment de Dilma Rousseff. Allí, en su declaración, hizo un increíble homenaje a uno de los mayores torturadores de los tiempos de la dictadura. Buscando descubrir su actuación en las votaciones en la Cámara, vemos que estaba siempre al lado del llamado grupo de la bala, de aquel del buey y de un fundamentalismo religioso. Nada más viejo y caduco.
Asusta ver a personas inteligentes y de buena voluntad decir cosas insensatas y sin pruebas, afirmando que el país correría el riesgo de convertirse en una nueva Venezuela, o que sería invadido por médicos cubanos adoctrinadores. O invocando un inexistente "kit gay". Al intentar deshacer esos equívocos, muchas veces nos hemos encontrado con un semblante rígido e inexpresivo, incapaz de entrar en un contradictorio. Fieles de iglesias pentecostales votan en lo que los pastores ordenan, considerando que sólo ellos dicen la verdad. El diálogo se vuelve casi imposible.
Hay dos tipos de votantes bursátiles. Unos, que tienen el mismo síndrome violento del candidato y que agreden adversarios, odian a negros y gays o son de un machismo espantoso. Entonces, por el momento, hay poco que hacer, a no ser denunciar un síndrome de destrucción, que surge en todas las ocasiones que han visto nacer el nazismo y el fascismo. Tenemos que apelar a los psiquiatras ya los psicólogos y recordar con ellos, Karen Horney y su mentalidad neurótica de nuestro tiempo, o el miedo a la libertad de Eric Fromm. Joel Birman ha desocupado con maestría esta enfermedad colectiva.
Pero hay otra parte de los que votaron Bolsonaro, que absorbió acriticamente noticias falsas o distorsionadas, difundidas por los medios de comunicación o por púlpitos. Con estos tenemos que preparar el camino para un diálogo. Hay que probar que realmente aceptamos el pluralismo y que estamos dispuestos incluso a revisar nuestras propias posiciones. Todo en un clima de apertura y de sencillez. Habermas hablaba de la fuerza de la argumentación, y ella vale en los dos sentidos.
Es necesario aprender de la historia, en las victorias, y especialmente en las derrotas. El gran poeta Antonio Machado en 1939 de partir hacia el exilio, donde murió poco después, escribió con tristeza: "La historia no camina en el ritmo de nuestra impaciencia" . Pero la respuesta viene más adelante, en 1973, en la intervención por la radio Magallanes de Salvador Allende. Vendo los aviones volando bajito para bombardear el Palacio de la Monda y oyendo a Allende despedirse, nos bajó en un primer momento una enorme tristeza y una sensación de impotencia. Sin embargo, el presidente dijo: "Bad Temprano que tarde Volvera el Pueblo ellos a grandes centros comerciales ... La historia es nuestra, La Hacen los pueblos" . Sus palabras fueron retiradas del aire por la estática de los ganadores. Pero nos trajeron aliento y esperanza.
Después de la derrota, algunos partidos de diferentes tendencias crearon la Concertación, que elegía a los primeros presidentes demócratas. Estaba en Santiago después, volví a la Moneda restaurado, cruzó el patio se trasladó de los Naranjos, invitado a almorzar allí por el secretario general de la presidencia, que había regresado del exilio. Y en el canto de la plaza, un busto de Allende estaba orientado hacia la ventana de donde tantas veces se dirigía a su pueblo. En la base, fragmentos de su última alocución. Más tarde, cuando Ricardo Lagos tomó posesión como presidente democráticamente elegido, entró por la puerta de la calle Morandé, por donde llegaba Allende, y que había sido taipada por la dictadura, se fue a la sala de donde se quitó la vida y depositó allí una rosa roja . Y el cuerpo de Allende volvió a Santiago, atravesó la Alameda Bernardo O'Higgins, donde un pueblo conmovido lo acogió en silencio.
Todo esto para decir que la historia puede redimirse de sus tropiezos. Sentimos eso, fuertemente, los que volvemos a Brasil entre 1977 y 1979.
Vuelvo a la actualidad. Pasada la elección, es hora de preparar un nuevo proceso. No debería ser posible resucitar viejos ajustes de cuentas, ni hacer cobranzas, pero es indispensable recordar hechos no siempre agradables de oír. Aquí sería necesaria una gran apertura, grandeza y sentido una revisión histórica positiva. Tenemos una realidad compleja por delante.
Se creó, ciertamente construido en bases falsas, un clima antipetista violento. Pero el propio partido no sale totalmente absuelto. Hace muchos años, Tarso Genro, entonces presidente interino, propuso su refundación, en el tiempo de los escándalos del mensal. No se oyó. Después, vinieron más denuncias, infundadas o no. Tal vez por culpa de algunos dirigentes, el partido pasó un aire de arrogancia y de incapacidad para confesar fallas. Y no se abrió a una alianza, en igualdad de condiciones, con otros partidos y políticos. Por eso, en un momento futuro, el PT no puede ser el catalizador de una nueva alianza, pero ciertamente será uno de los miembros principales de ese proceso.
La construcción de un frente debería ser fruto de una concertación en varias direcciones, como en Chile. El PCdoB ha dado un ejemplo, colocándose disciplinariamente en las alianzas. Manuela d'Ávila dio una hermosa señal de firmeza y de discreción. Flávio Dino, reelegido ampliamente en la primera vuelta, entró de lleno de la campaña de Haddad, que, en la primera elección, vio dirigentes petistas apoyando a Roseana Sarney, ahora una vez más derrotada. El PSOL, que sale con una expresiva votación en Marcelo Freixo, tendría que abrirse a alianzas, lo que no conseguía hacer en la elección municipal, que llevó al incompetente Crivella al ayuntamiento carioca. Así pues, son lecciones a sacar, sin penas, pero sin olvidar la dureza implacable de los hechos.
En el caso de que se produzca un cambio en la calidad de vida de la población, se debe tener en cuenta que, Tenemos senadores como Paulo Paim o Jacques Wagner. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció hoy que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva,
Es de prever que el futuro gobierno podrá ser errático, entre militares nacionalistas y economistas privatistas, con un presidente medio perdido en el medio. Las medidas draconianas pueden hacer perder avances históricos populares, nuestro petróleo seguirá siendo rifado, como está haciendo este actual gobierno liliputiano. Podrán crecer sectores de represión, a la sombra de una nueva doctrina de seguridad nacional. Lo que parece probable es que, por un desgobierno, el presidente caiga más adelante, víctima de sus contradicciones y de su incapacidad. Podría haber por delante el terrible riesgo de una intervención militar. O entonces, tendríamos, por un tiempo, una ciranda de gobiernos débiles. Sin una reforma política - y este parlamento será capaz de hacerlo? - nos espera un futuro bastante incierto. A no ser que, lenta, pero firmemente,
Escribir este texto, después de que los cohetes y gritos de victoria, salieron de una ventana cercana la voz de Chico Buarque: "A pesar de que, mañana habrá otro día." Que así sea.

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