REFLEXIÓN DE FIN DE AÑO: EL PELIGROSO RESURGIR DEL AUTORITARISMO: RELATOS ALTERNATIVOS ANTE LA CRISIS DEL ORDEN LIBERAL (II)


29 diciembre 2017 · 
por Cristianisme i Justícia · en CJ, Cultura, Democracia, Ecología, Economía, Globalización, Política
Cristianisme i Justícia. 
[Ayer publicamos la primera parte de nuestra ya tradicional “Reflexión de fin de año”.


El desconcierto ante el sinsentido y una identidad amenazada


Cada atentado terrorista en el corazón de Europa es una nueva semilla de miedo en el corazón de todos nosotros. Vivimos asustados ante un peligro difícil de definir y de entender. De nada sirve conocer y saber que se trata de una amenaza global y que la gran mayoría de atentados y víctimas se producen fuera de nuestras fronteras. Blindar la seguridad de nuestro territorio se ha convertido en una de las prioridades y preocupaciones.

Uno de los argumentos reaccionarios que buena parte de la población ha asumido para combatir este miedo ha sido el rechazo al extranjero y la defensa de una supuesta identidad europea homogénea.

El mensaje xenófobo está calando ya que realiza un diagnóstico fácil y perverso de la situación y proyecta una forma de gobierno que rompe con una tradición liberal occidental y refuerza el esencialismo cultural.

No sólo la cuestión migratoria genera una crisis de identidad, sino que también lo hacen elementos como la secularización, que dificultan la búsqueda de propuestas con sentido en una sociedad altamente utilitarista y materialista; la devaluación de la memoria histórica que nos lleva a un presentismo que no sabe integrar el valor de la tradición; la uniformización de la sociedad provocada por el consumismo de masas; la mercantilización de espacios hasta ahora blindados a la lógica de mercado como la educación y la salud; y los profundos cambios generacionales. Vivimos tiempos de pluralismo cultural que supone tanto un tesoro y una riqueza como un verdadero reto.

Tal como constatábamos recientemente, en numerosos estados los partidos de la nueva derecha determinan de manera creciente el día a día político. Los movimientos de Le Pen, el bloque flamenco, el FPÖ austríaco y, más recientemente, la AFD alemana, construyen su discurso contra las vulnerabilidades de la democracia liberal y del proyecto de paz de la Unión Europea. Estos partidos no han surgido de la nada, sino que son uno de los frutos del vacío moral que en buena medida la ideología neoliberal ha dejado los últimos años.

Ante este desconcierto, ¿cómo construimos relatos de esperanza?


La globalización es una realidad ineludible que amenaza la igualdad, la democracia y que ha terminado por generar nuevas formas de violencia y terror. No defendemos generar procesos «desglobalizadores» sino proponer una globalización alternativa sobre unos nuevos principios que se afiancen en la preocupación por la justicia global y por el bien común.

No se trata, entonces, de encontrar respuestas instrumentales, técnicas o, incluso, de mínimos, sino que el nuestro debe ser un horizonte marcado por la construcción de una sociedad más justa donde el criterio de «progreso» no sean las cifras macroeconómicas sino la situación de los excluidos y de los últimos.

Podemos citar aquí a Hölderlin cuando afirmó que «allí donde crece el peligro, crece también aquello que nos salva». Aquello nuevo y alternativo surge, siempre que no nos venza el miedo, en situaciones de incertidumbre y complejidad, situaciones que nos obligan a replantearnos aquello más fundamental: ¿qué entendemos por desarrollo?, ¿qué significa hoy el bienestar?, ¿de qué manera buscamos la felicidad?

Son preguntas que no debemos dejar de hacernos ni renunciar a contestarlas comunitariamente. Tenemos que conseguir ponernos de acuerdo en qué es bueno para nuestra vida, teniendo siempre en cuenta el criterio que sólo será bueno para mí aquello que también contribuye a mejorar la vida de la mayoría de las personas.

Las razones para defender la construcción de nuevos relatos alternativos y de esperanza se resumen en tres:

1) Es necesario porque –con distintas intensidades– en nuestro mundo existe un conflicto del capital contra la vida. Lo constatamos sobre todo cuando observamos los rostros de las víctimas o cuando medimos el impacto medioambiental. Debe romperse con este paradigma tecnocrático que domina la economía y la política basado en el crecimiento, la dominación y la explotación tanto de los humanos como del planeta que sostiene la vida.

De este modo lo ha expresado el papa Francisco, uno de los líderes mundiales que mejor ha entendido qué significa una apuesta hoy por el bien común.

2) Es deseable porque vivimos en un sistema injusto. Creemos firmemente que los seres humanos tenemos convicciones, impulsos éticos e ideológicos, y emociones que persiguen hacer más digna y mejor la vida. Por esto, la necesidad de generar transformaciones en nuestra conciencia individual que contribuyan a promover cambios a nivel colectivo, y viceversa. No somos seres aislados, las dos dimensiones se retroalimentan.

3) Es posible porque las personas y comunidades, a través de la acción social, económica, política y cultural, pueden transformar la realidad. El futuro no está escrito. Hay experiencias que demuestran que se puede vivir y hacer política y economía de otra forma. Hay marcos de resistencia y de transición. Desde este entramado de experiencias constatamos que alternativo, en la pequeña escala, es posible y necesario, pero no es suficiente. El siguiente paso será construir narrativas que doten de sentido este cambio, lo amplíen y lo impulsen a una escala cada vez más global.

Hacemos esta propuesta con sincera humildad, porque no tenemos todas las respuestas, pero sí tenemos claro cuál debería ser el punto de partida: transitar de un sujeto egocéntrico y de una libertad entendida como contraria a la libertad del otro a un sujeto maduro, comunitario y una libertad que sea la garantía de la libertad del otro.

Sólo desde aquí venceremos el miedo y no precisaremos abrazar proyectos mesiánicos y salvadores, pero a la vez autoritarios y amenazadores de los derechos más fundamentales, sino construir paso a paso este mundo nuevo que tanto deseamos.

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