Comentario a la Exposición de Emilce Cuda “El Programa socio-pastoral del Papa Francisco con base en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium”

       





  Comentario a la Exposición de Emilce Cuda “El Programa socio-pastoral del Papa Francisco con base en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium”

Commentary on Emilce Cuda’s Presentation: The Socio-Pastoral Program of Pope Francis based on the Apostolic Exhortation Evangelii Gaudium

Iván Ariel Fresia sdb1

Resumen

En su exposición Emilce Cuda muestra cómo los cuatro principios -presentados en Evangelii Gaudium en el marco de la paz social en un pueblo o entre los pueblos incluido el pueblo de Dios- marcan el ritmo del programa pastoral del pontificado de Francisco. Esos principios articulan -al modo de lógica interna- su programa a la vez que constituyen las herramientas con las que construye la hoja de ruta de la Iglesia para este tiempo. En este brevísimo comentario desarrollaré 3 aspectos. El primero, es la referencia al modelo trinitario y el discernimiento. El segundo aspecto se refiere al modelo calce- dónico retomado insistentemente para resaltar el principio de la encarnación de la que extrae no sólo consecuencias sobre la figura de Cristo sino sobre el modelo de Iglesia y de pastoral en relación a las “realidades temporales” y la política. Finalmente, la relectura de la estética teológica de Von Balthasar para aplicarlo a su comprensión de la pastoral teológica.

Palabras clave: Papa Francisco, programa pastoral, principios pastorales, modelo calcedónico.

Abstract

In her exhibition Emilce Cuda shows how the four principles - presented in Evan- gelii Gaudium in the framework of social peace in a town or among peoples including the people of God - set the pace of the pastoral program of Francis’ pontificate. These principles articulate - in the manner of internal logic - its program while constituting the tools with which it builds the Church’s roadmap for this time. In this very brief comment I will develop 3 aspects. The first is the reference to the Trinitarian model and

1 Texto escrito para ser leído en 3o III Coloquio Internacional Juan Carlos Scannone SJ. Universidad Católica de Córdoba, 8 de septiembre de 2023 como reacción a la conferencia de la Dr. Emilce Cuda. El autor es doctor en Historia (UNCuyo) y postdoctorado en Ciencia Humanas y Sociales (UBA). Docente e investigador.

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        discernment. The second aspect refers to the Chalcedonian model insistently taken up to highlight the principle of the incarnation from which it draws not only consequences on the figure of Christ but also on the model of the Church and pastoral care in relation to “temporal realities” and politics. Finally, the rereading of Von Balthasar’s theological aesthetics to apply it to his understanding of theological pastoral care.

Keywords: Pope Francis., pastoral program, pastoral principles, chalcedonian model.

En su exposición Emilce Cuda muestra cómo los cuatro principios -presentados en Evangelii Gaudium en el marco de la paz social dentro de un pueblo o entre los pue- blos incluido el pueblo de Dios- marcan el ritmo del programa pastoral del pontificado de Francisco. Esos principios articulan al modo de lógica interna su programa a la vez que constituyen las herramientas con las que construye la hoja de ruta de la Iglesia para este tiempo. Ya en Lumen Fidei había adelantado dos de esos cuatro principios: “la uni- dad superior al conflicto” (LF 55) y “el tiempo es siempre superior al espacio” (LF 57). Pero en Evangeli Gaudium completa los principios con los otros dos: “la realidad es más importante que la idea” (EG 231) y “el todo es superior a la parte” (EG 234).

En este brevísimo comentario a la exposición de Emilce Cuda sobre “Programa socio-pastoral del Papa Francisco con base en la Exhortación Apostólica Evangelii Gau- dium” tomaré 3 puntos que resultaron novedosos desde mi perspectiva. El primero, es la referencia al modelo trinitario y el discernimiento, por mi parte agrego la imagen del poliedro (1). El segundo aspecto se refiere al modelo calcedónico retomado insistente- mente para resaltar el principio de la encarnación de la que extrae no sólo consecuencias sobre la figura de Cristo sino sobre el modelo de Iglesia y de pastoral en relación a las “realidades temporales” y la política (2). Finalmente, me resultó muy atractiva la lectura de la estética teológica de Von Balthasar para aplicarlo a su comprensión de la pastoral teológica (3).

No intento traer ninguna novedad a las muchas que ya aporta Emilce Cuda, solamente me ocuparé de hacer una lectura particular de su texto. Y por lo tanto el co- mentario está sesgado porque lo realizo desde ciertas opciones teóricas filosóficas latinoa- mericanas especialmente inspiradas en Juan Carlos Scannone, nuestro común maestro y amigo (Scannone 2015).

1. Trinidad, poliedro y el discernimiento

Para Papa Francisco, la figura a partir de la cual se relacionan el todo y las partes no es la esfera, en la que todos los puntos están a la misma distancia del centro. La figura es el poliedro donde se guardan y respetan las diferencias, aun los que están en error tie- nen algo que aportar (EG 236). Por eso habla de la Iglesia con un rostro multiforme. Se trata de una armonía no homogeneizante que mantiene las diferencias. Cada uno y cada cual tiene algo que aportar que no puede perderse. Es una comprensión de una teología

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        trinitaria no hegeliana: una imagen de unidad como identidad. Para Francisco describe el poliedro de la siguiente manera:

El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad. Tanto la acción pastoral como la acción política procuran recoger en ese poliedro lo mejor de cada uno. Allí entran los pobres con su cultura, sus proyectos y sus propias potencialidades. Aun las personas que puedan ser cuestio- nadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse. Es la conjun- ción de los pueblos que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos” (EG 236).

De esta armonía trinitaria donde las personas se reconocen distintas en la unidad (no idénticas), por analogía se aplica al Pueblo de Dios y en cada pueblo y entre los pue- blos, como a todos los pueblos de la tierra (Scannone 2014). Para Juan Carlos Scannone la perspectiva de la Teología del Pueblo es asumida por el Papa cuando a partir de la concepción de pueblo, hace referencia al pueblo de Dios y a los pueblos de la tierra, pero no sólo. A su vez, esta visión trinitaria de pueblo de Dios se relaciona con las diversas culturas a nivel universal y reconoce los valores de una sabiduría peculiar:

hay que reconocer mucho más que unas «semillas del Verbo», ya que se trata de una auténtica fe católica con modos propios de expresión y de pertenencia a la Iglesia. No conviene ignorar la tremenda importancia que tiene una cultura marcada por la fe, porque esa cultura evangelizada, más allá de sus límites, tiene muchos más recursos que una mera suma de creyentes frente a los embates del secularismo ac- tual. Una cultura popular evangelizada contiene valores de fe y de solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente, y posee una sa- biduría peculiar que hay que saber reconocer con una mirada agradecida (EG 68).

En el pueblo de Dios, en las relaciones con las culturas, en la realidad multi- cultural y la articulación local-global, pueden ser recomprendidos desde la imagen del poliedro. Marco en el que sitúa los cuatro principios: “que el todo es superior a la parte, el tiempo superior al espacio, la realidad es superior a la idea y la unidad es superior al conflicto. Estas cuatro coordenadas son la referencia segura para testear cotidianamente las situaciones” (Bergoglio 2005).

El poliedro y los principios contribuyen a pensar las diferencias y la unidad plu- ral tanto teológica como filosóficamente, a la vez permite entresacar consecuencias para otros ámbitos de la acción pastoral. Pero este reconocimiento requiere del discernimiento -desde el Evangelio de la Misericordia y de la alegría siguiente el principio y fundamento, propio del carisma jesuítico- (Scannone 2016) de los acontecimientos de los signos del tiempo y de los signos de los tiempos como signos evidentes de la presencia de Dios o el descubrimiento de los falsos signos de su manifestación.

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        2. El modelo calcedónico e implicancias para un estilo gestión eclesial

Emilce considera que el modelo calcedónico (unión sin confusión) está presente en la forma de gestión pontificia y abunda en ejemplos sobre la valoración del tiempo asumiendo la expresión de Fares de que Bergoglio es un “tiempista de la espiritualidad” (Fares 2018). Por eso, relaciona el primer principio con los nombramientos pontificios en la función del servicio de autoridad. El principio dice: “el tiempo es superior al espa- cio”. Lo más importante en cualquier praxis pastoral, o sociopolítica, es iniciar procesos porque “uno de los pecados que a veces hay en la actividad socio-política es privilegiar los espacios de poder sobre los tiempos de los procesos” (Bergoglio 2010a). Idéntica expresión está EG 223: “Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos.” De ahí la necesidad de superar el individualismo que domina en los países más desarrollados (e incluso en la misma Iglesia) y construir la fraternidad entre los pueblos, pasando de la globalización de la indiferencia a otro modelo que privilegie el encuentro en lugar de la ocupación de los espacios —políticos y religiosos— y la obtención de ga- nancias como fines en sí mismos.

En Laudato sí Francisco dijo que

El tiempo y el espacio no son independientes entre sí, y ni siquiera los átomos o las partículas subatómicas se pueden considerar por separado. (...) Por eso, los conocimientos fragmentarios y aislados pueden convertirse en una forma de igno- rancia si se resisten a integrarse en una visión más amplia de la realidad (LS 138).

La primera consecuencia: Pensar en procesos y no en ocupar espacios: “Conside- ro que todas estas designaciones nos permiten ver que Francisco da el ejemplo de apostar por generar procesos de cambio (incluso a nivel cultural), de largo aliento, antes que disputar espacios de poder”, afirma Emilce.

El segundo criterio que analiza Cuda es: “la unidad es superior al conflicto” y vincula el principio con las formas en que Francisco aborda los medios en general y la prensa en particular. Esto significa que para que se logre el bien común hay que “meterse en el conflicto, sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de una cadena, en un proceso” (Bergoglio 2010a). Francisco habla de los “opuestos” aludiendo a Guar- dini. Sin embargo, las oposiciones de Guardini adquieren una nueva comprensión desde la dialéctica de la libertad que ofrece Fessard, siguiendo la lectura de su maestro Fiorito (Fiorito 1957) y, quizá, la dialéctica tridimensional a partir de relectura realizada por Scannone (Scannone 2007).

La finalidad es considerar una unidad mayor y así superar las divisiones y los conflictos coyunturales que atraviesa la sociedad y la iglesia. Construir unidad significa recuperar tres elementos: la memoria de las raíces, la captación de la realidad presente y el coraje del futuro. En palabras de Bergoglio, el reto está en construir “una unidad plurifacética. Alejada de lo hegemónico, tanto de un proyecto globalizante, que unifor- miza y elimina la diversidad, como de un relativismo atomizador y despersonalizante”

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        (Bergoglio 2010a). Y continuó con esta idea unos años después: “procura organizarse con una diversidad reconciliada de perfiles ecuménicos, caminando juntos, conviviendo con las diferencias, sin uniformidades, pero buscando todos el encuentro con la verdad, con la justicia, con la gente, con la solidaridad, para que la vida pueda triunfar” (Bergoglio 2010b).

Segunda consecuencia: La construcción de una unidad plural (plurifacética) donde los conflictos pasan, aunque la conflictividad permanece porque es constitutiva de la realidad (Maliandi 1984, 8).

En tercer lugar, liga la organización de la curia romana con el tercer principio: “el todo es superior a la parte.” No obstante, aun con la profusión de ejemplos, lo más rele- vante que plantea Emilce es que en Praedicate Evangelium está en consideración la com- prensión del ministerio petrino, sea en relación a la curia, a las conferencias episcopales, los obispos y a su “misión universal en el mundo”. Me interesa relacionar está indicación con una referencia que Bergoglio hiciera en 2010 en relación a este principio: que “un ciudadano que conserva su peculiaridad personal, su idea personal, está unido a una co- munidad, como sucede con la figura del poliedro. Por ello, la característica fundamental del ser ciudadano es la projimidad” (Bergoglio 2010a). Estar unidos a una comunidad nos distinguiría de las sociedades individualista, excluyentes que frustra a tantos que viven sumergidos bajo la cultura de la indiferencia y la indolencia, donde cada uno vela por sus propios proyectos e intereses, que considera al otro como uno más del montón, de la masa, con quien no logra edificar una conexión real, una relación prolongada o un mundo de vida compartido.

Considerando esta expresión “projimidad”, el ministerio petrino ubica a la curia como un “otro” y no como un “entre” constituido en “una pesada aduana burocrática, controladora e inquisidora”, para pasar a un estilo de vida evangélico de relaciones con todos los demás organismos eclesiales y todo el Pueblo de Dios

Tercera consecuencia: Construir la projimidad (del otro desde raíces bíblicas, evangélicas o desde la perspectiva levinasiana) favorece una comunidad poliédrica (el todo) al servicio de la misión donde se encuentran y reconocen en un nosotros el yo, tu y los innumerables ellos y ellas (Scannone 2018).

3. De la estética teológica a la comprensión de la pastoral ético-teológica

Emilce desarrolla el cuarto principio “la realidad es más importante que la idea” (EG 231) para proponer un marco para una pastoral ético-teológica. Bergoglio ya expli- caba que “la realidad es, mientras que la idea se elabora”. Pero, se pregunta: “entre reali- dad e idea: ¿qué está primero? La realidad. Ella es superior a la idea” (Bergoglio 2010a).

Más allá del realismo histórico, del materialismo o del idealismo, la realidad es el lugar privilegiado (la “principialidad de la realidad”) para comprender la complejidad de la historia, la dinámica de los procesos sociales y el devenir de los sujetos históricos (Ellacuría 1990). Las ciencia sociales y humanas, la tecnología y la filosofía junto a la teología, son formas de inteligencia de la realidad. Pero ninguna de ella puede concebirse

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        como “universal” y única inteligencia posible que desestime otras perspectivas. Mostrar la complejidad de lo real y evitar los reduccionismos, tanto materialistas como idealistas o también espiritualistas que subyacen a las interpretaciones se convierte en un desafío de gran importancia para comprender y sentir la realidad desde una espiritualidad en la inteligencia, los ejercicios como el “espacio del deseo” de lo divino y “una manera de proceder”, la mística en lo cotidiano y la inscripción de la experiencia en el lenguaje, que resalta la sensibilidad, el conocimiento y la experiencia sensible (“sentir y gustar...”, “atender a los deseos y afectos”) (Fabro 1983). De la misma manera, un análisis “sentien- te” de la realidad es imprescindible para acometer tanto una comprensión teológica de la realidad como una política pública, una propuesta pastoral y social o una planificación de la acción eclesial.

Emilce acierta en este análisis cuando propone un deslizamiento de teología pas- toral a pastoral teológica “que reivindica la acción política” como praxis ética haciendo un uso análogo de la estética teológica propuesta por Von Balthasar. La estética es an- terior al concepto, con los estilos como expresión múltiple de una realidad compleja, la concepción de la unidad en la diversidad de los fragmentos y la historicidad de sus manifestaciones (Balthasar 1986, 15). La prioridad de la realidad histórica forma parte de la tradición teológica latinoamericana particularmente de la Teología de la Liberación y específicamente de la Teología del Pueblo. Papa Francisco se hace eco de esta tradición al reconocer la problemática de la “realidad” cuando expresa la necesidad de “ver” aquello que se muestra y que es evidente ante nuestra mirada, lo que no puede ocultarse porque es un “hecho” (Scannone 2009). Ver a todos sentados en la “mesa común”, según Queri- da Amazonia (QA 37) Algunos de esos hechos sociales de mayores dimensiones que tene- mos que “ver y discernir juntos” aparecen en Laudato si como consumismo derrochador y la inequidad social que afectan a las grandes mayorías de la humanidad, la economía que mata, el valor del trabajo, el cuidado del ambiente y el problema de las migraciones internacionales y de los trabajadores desempleados (LS, 48, 49, 90 y 109), entre muchos otros pasajes del texto.

Cuarta consecuencia: La importancia de ver, pensar y actuar sentiente para or- ganizar la esperanza y la felicidad de los pobres y excluidos del pueblo, de los pueblos y del Pueblo de Dios donde la pastoral teológica es “acto segundo” (Gutiérrez 1971, 28).

Para finalizar mi intervención, agradezco a los organizadores de este tercer Colo- quio internacional por la convocatoria a leer y comentar el destacado aporte de Emilce Cuda. Por supuesto Emilce muchas gracias por tu trabajo ético-político-intelectual desde esa pastoral teológica que propones.

Magisterio pontificio

Laudato sii (2015)

Evangelii Gaudium (2013) Querida Amazonia (2020) Praedicate Evangelium (2022) Lumen Fidei (2013)

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